domingo, 26 de febrero de 2017

EL MIEDO


Introducción
Como parte inherente de nuestra evolución, el ser humano posee una serie de emociones que le permiten adaptarse a las circunstancias que un entorno tan variable.

Hay que entender por emoción un proceso psicológico básico mediante el cual el organismo se adapta a lo que el entorno demanda y, a mayores, tiene una función comunicativa para alertar al resto de su entorno cuál es su posición ante la situación.

Tipos de emociones

Existe más de un criterio de clasificación de las emociones, y esencialmente puede hablarse de dos modelos de clasificación: el modelo discreto y el modelo dimensional.

De acuerdo con el primer modelo, las emociones son un conjunto de compartimentos estanco claramente diferenciados y cada uno de ellos tiene su peculiar y característico patrón de activación, evitando así que unas emociones puedan confundirse por otras.

El modelo dimensional, por el contrario, define las emociones no como unos compartimentos estanco totalmente diferenciados sino como un continuo que se da a lo largo de dos factores: activación y Valencia.

El primer factor hace referencia al nivel de arousal o de actividad que nos produce una emoción; ésta, por ende, puede activar más o menos al sujeto ante la irrupción de un estímulo que evoque una emoción concreta. El segundo factor hace referencia al nivel de agrado o desagrado que puede generar un estímulo concreto, pudiendo establecerse un continuo de mayor o menor agrado o desagrado.

Además de esta clasificación de las emociones, éstas pueden ser primarias o secundarias: En el primer caso, son emociones de carácter visceral y primario que sirven para funciones básicas de supervivencia ante estímulos que pueden dañar al individuo; en el segundo caso, las emociones se encuentran moldeadas y condicionadas por el entorno social y cultural del sujeto, reaccionando de cierta manera ante cierto tipo de estímulos o situaciones [1].

¿Qué estructuras cerebrales se relacionan con las emociones?
Debido a que nuestras emociones tienen un carácter de proceso psicológico básico, esto hace que esté condicionado por estructuras subcorticales del sistema límbico (el sistema amigdalino); dentro de esas emociones encontramos el miedo, una emoción básica ante estímulos incondicionados que garantizan la supervivencia del sujeto.

No obstante, muchos miedos de carácter más cultural dependen de unas estructuras corticales superiores. Dada esta particularidades de las emociones, se hace menester distinguir entre los factores genéticos que predisponen a los sujetos a tener miedo ante ciertos estímulos casi de forma innata y cuáles son los condicionantes de carácter adquirido que hacen que ciertos estímulos sean concebidos, posteriormente, como desencadenadores de la respuesta de miedo [8, 12].

Miedo incondicionado
En el caso de los miedos incondicionados, éstos pueden tener una más que clara raíz evolutiva y filogenética como modo de supervivencia más básico y elemental: ciertas estructuras, ciertos patrones y ciertos movimientos pueden desencadenar de forma automática en el sujeto una respuesta de evitación que sirva para salvar su vida.

En este punto concreto se pueden mencionar ciertas estructuras subcorticales tales como la amígdala, clave en la regulación emocional, como foco originador de emociones que ayuden al individuo a relacionarse mejor con el entorno.

Por ejemplo, ciertos colores como el amarillo y el negro combinados en un insecto puede evocar de forma casi instantánea una reacción de miedo debido a que esa combinación de colores se asocia a insectos que pueden producir dolorosas picaduras que pueden llevar en muchos casos a la muerte.

Otra característica física que se ha visto que desencadena de forma casi automática reacción de miedo en ciertos individuos es el movimiento reptante característico de serpientes, el cual puede obedecer a factores ontogénicos relacionados con el hecho de que esos movimientos son característicos de una forma de vida que puede ser perjudicial para la supervivencia del individuo, con lo cual se hace necesaria una activación de la respuesta (principalmente la de la vía simpática del sistema nervioso autónomo) adecuada para ese momento [2, 6, 9].

Miedo condicionado
Con respecto al tema de los miedos de carácter condicionado, éstos dependen mucho del nivel educativo de la persona y del entorno cultural en el que se haya criado esa persona.

Se hace especial hincapié en estos dos factores porque en el caso del primero el hecho de no disponer de un sentido crítico y de una capacidad de comprensión del mundo puede llevar a una mayor predisposición a ser engañado y atemorizado con mayor facilidad que otras personas con un nivel de formación mayor, las cuales pueden valerse de sus experiencias y sus conocimientos adquiridos para discernir entre las mentiras y las verdades que reciben.

En el caso del segundo factor el papel que juega el entorno social, el ambiente o lo que está considerado como peligroso o indeseable también tiene su importancia.
Por citar algunos ejemplos, en las sociedades culturalmente influenciadas por las 3 religiones monoteístas importantes procedentes de Oriente Medio y en las que la religión tiene un gran poder en la sociedad, los miedos infundados como las posesiones, los actos pecaminosos o la presencia de la divinidad a la que adoran pueden desatar en los sujetos una serie de reacciones de miedo y angustia ante esas experiencias citadas anteriormente y que se hallan estrechamente vinculas a su fe.

En sociedades de Asia Oriental, en las que el colectivismo, el sentido del honor y la existencia de una figura de referencia (un líder) priman en la comunidad de personas, actos como la desobediencia o cualquier falta al bien colectivo son vistas como una fuente generadora de miedo al suponer, posteriormente, un estigma social importante que es probable que marque el resto de sus vidas [3, 4, 10, 11].

Conclusiones
Como puede apreciarse, el miedo no es simplemente una respuesta emocional básica que está condicionada por un camino filogénetico que garantice la supervivencia de los individuos de una especie; es, en el caso humano, un producto derivado del conocimiento de su entorno y del ambiente cultural que le rodea; su capacidad de simbolismo y de abstracción de realidades, aunadas a la creatividad, la experiencia vital y la imaginación, es capaz de generar nuevas fuentes desencadenadoras de miedo.

La interacción de ambos factores da como resultado las respuestas de miedo en el individuo. En conclusión, el hecho de reducir el miedo a factores puramente condicionados o aprendidos o factores hereditarios es un error grave. Una visión integradora y general podrá proporcionar unos análisis de las situaciones en las que aparece vinculada la emoción básica del miedo [5, 7].


Germán Albeleira
Máster en Neurociencias

Referencias bibliográficas



Fuente: www.hablemosdeneurociencia.com

Mamá, háblame bajito y enséñame el lenguaje de las emocione


Mamá, háblame bajito para darme calma, para que pueda crecer con tu afecto, con tu buen hacer. Mamá, háblame bonito para que me inicie cuanto antes en el mundo de las emociones, para que el miedo no forme parte de mí y pueda descubrir el mundo sintiéndome querido en todo momento.

Estas ideas resumirían sin duda muchos de tus propósitos como madre, como padre y como toda persona que se preocupa por garantizar el buen desarrollo de un niño. Porque lo creamos o no, la voz es una herramienta de poder en la maduración de un bebé, es el canal por el cual, él mismo asentará no solo el lenguaje, sino también su mundo emocional.

La voz y la gestualidad son aspectos claves para establecer una adecuada conexión con nuestros hijos. Tanto es así, y esto no lo podemos olvidar, que los bebés entienden conceptos, ideas y palabras mucho antes de empezar a comunicar. Las emociones que les transmitimos con nuestro tono de voz, tienen a veces más poder que una palabra. Basta con elevar el tono para que un bebé se asuste y se desencadene el llanto.  

Sin embargo, hablar entre susurros, de forma cercana, afectuosa y sabiendo “acariciar” con la voz, genera en los niños una calma maravillosa que impacta de forma muy positiva en su desarrollo. Son datos importantes que queremos compartir contigo en “Eres mamá”.

Estamos seguros de que serán de tu interés y de que, ya los pones en práctica con tus propios hijos.

Mamá, háblame bajito, háblame siempre que puedas

Si te decimos que un bebé prefiere la voz de su madre a la de cualquier otra persona no debe extrañarte. A lo largo de su desarrollo en el útero materno y a medida que se desarrollan las vías auditivas del feto, es la voz de la mamá la que va a percibir en todo momento.

De hecho, y según han demostrado varios estudios,  después del nacimiento un niño, aún siendo prematuro, puede identificar la voz de su madre y llega incluso a discriminarla de entre otras voces. Tanto es así, que incluso ha quedado demostrado que cuando un recién nacido se siente arropado por la voz de su madre, se mejora incluso su  alimentación oral al potenciar el movimiento de succión.

Es sin duda algo maravilloso.

La voz de mamá tiene poder

La voz de mamá tiene el poder de calmar el estrés al reducir los niveles de cortisol en sangre. Ahora bien, es importante recordar una vez más que este influjo terapéutico y relajante solo tiene efecto si el tono de voz es relajado, afectuoso y cálido.

  • Los gritos generan alarma y miedo. Un bebé que crece en un contexto familiar donde abundan los gritos, desarrolla conductas desadaptativas y una desconexión emocional hacia sus progenitores. Los verá con temor o sentirá rechazo hacia ellos.

  • Aún más, tampoco podemos olvidar que muchas de esas conductas que rodean a un niño, son las mismas que él mismo pondrá en práctica en el futuro. Si a un niño se le habla a gritos, tarde o temprano responderá con gritos. 


Si mamá tiene un poder, debe utilizarlo bien.

Tu voz es ese canal familiar para el recién nacido que debe servirle de guía en cada momento desde que llega al mundo.

Háblale bajito, al oído, dile cuánto lo quieres y lo especial que es. No importa que no te entienda, porque lo que sí comprende todo bebé es el lenguaje de las emociones. Un susurro afectuoso es como alimento para su corazón. Un grito es como una herida en su cerebro. Debemos cuidar mucho estos aspectos.

La voz y el tono crean una huella emocional en el cerebro del bebé

Según un estudio publicado en la revista “Knowing Neurons“, la voz de las madres activa la corteza prefrontal anterior de los bebés, así como la región temporal posterior izquierda. Todo ello favorece la especialización en el lenguaje de los niños para aprender a hablar.

Daniel Abrams, un neurobiólogo de la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford, demostró cómo los bebés son capaces de reaccionar positivamente a la voz materna frente a la de una desconocida en menos de un segundo. Es algo mágico, algo que deja una huella en el cerebro del bebé y que le acompañará de por vida: es un vínculo grandioso.

De hecho, los científicos se atreven a decir que la mayoría de nosotros llevamos la voz de nuestra madre en los patrones neuronales de nuestro cerebro. Intentemos pues que nuestros hijos tengan esa impronta asociada a unas emociones positivas, vinculadas a esa fuerza y a ese cariño siempre presente con el cual, crecer día a día con madurez, autoestima y sabiduría.

Háblale bajito, háblale con el lenguaje del cariño infinito, ahí donde no recurrir jamás a los gritos, a esa voz cansada que no aprecia, que no atiende y que descuida. Sé como tú eres, una persona llena de felicidad que se preocupa cada día por ofrecer lo mejor a tu hijo/a.

Fuente:eresmama.com


sábado, 25 de febrero de 2017

Ce que nous taisons, le corps le transforme en symptômes


Le stress et l'anxiété sont des facteurs mentaux qui peuvent influer sur l'apparition d'affections physiques. Nous devons donc apprendre à les gérer correctement pour éviter de plus gros problèmes.

L’union de l’esprit et du corps est si intime et déterminante que nous devrions prêter plus attention à ce monde émotionnel que nous négligeons tant au quotidien. 

Car, que vous le croyez ou non, tout ce que l’on tait finit par nous rendre malade.

L’investigation psychosomatique (la relation entre la psychologie et la médecine) a des années de recherche et d’intéressantes analyses qui sont publiées régulièrement dans des revues telles que le Journal of Psychosomatic research.

De même, des entités comme la American Psychosomatic Society nous rapportent régulièrement les dernières découvertes concernant ce lien direct entre la biologie et le monde émotionnel.
Ici, nous vous invitons à découvrir les axes de base qui structurent cette discipline, et dont nous devrions tenir compte dans notre quotidien.
Les émotions, le stress, l’anxiété et tout ce que nous taisons pendant notre vie a de graves effets secondaires.

Ce qui nous taisons génère des blocages émotionnels et des blessures dans notre corps

Il y a peu, une conférence TED (Technology, Entertainment and Design) a attiré l’attention de nombreuses personnes. La psychologue a surpris tout le monde en apportant un verre d’eau dans sa main.
Le public a tout de suite pensé qu’elle allait parler du concept classique du verre vide et du verre plein. Mais son intention était toute autre…
Elle s’est dirigée vers le public et lui a demandé la chose suivante : Combien pensez-vous que ce verre d’eau pèse?

Les réponses ont été diverses et la plupart d’entre elles bonnes. Cependant, l’explication qu’a donnée cette professionnelle en psychologie émotionnelle fut bien plus profonde.

  • Le poids du verre dépendra du temps pendant lequel je vais devoir le porter.
  • Il ne se passera rien si je le tiens pendant 5 minutes. Mais, si je le porte pendant 2 heures, mon bras se fatiguera et il finira sûrement par tomber.
  • C’est la même chose avec le stress. L’effet de cette émotion ne cause pas d’effets secondaires si nous la supportons pendant un temps relativement court. Mais si nous la supportons pendant des semaines et des mois, nous finirons par tomber malade.



Que sont les maladies psychosomatiques ?

  • Imaginons maintenant que nous avons un collègue de travail qui nous critique en permanence dans notre dos. Ce n’est pas quelque chose de ponctuel, mais son comportement est récurrent au point que cela devient une habitude et crée un environnement de travail très négatif.
  • Si nous taisons tout ce que nous ressentons pendant des mois, toute cette émotion cachée créera des effets sur notre santé (c’est comme porter le verre d’eau à bout de bras pendant des mois).

Une maladie psychosomatique, c’est lorsque l’esprit (psiché) crée une altération sur le corps (soma).

Cette réalité est si fréquente que l’on croit même que certaines maladies physiques peuvent s’aggraver à cause de facteurs mentaux comme le stress et l’anxiété.

  • On croit, par exemple, que des affections comme le psoriasis, l’eczéma, les ulcères à l’estomac, l’hypertension artérielle et les nombreuses maladies du cœur peuvent se déclarer à cause de problèmes psychosomatiques comme le stress ou l’anxiété.
  • l faut aussi savoir qu’il existe beaucoup de différences individuelles. Chacun d’entre nous peut affronter un fait ponctuel d’une manière différente.


Effets physiques de tout ce que nous taisons dans le quotidien

Quand quelque chose nous gêne et que nous ne le gérons pas bien, notre cerveau la transforme en une émotion négative avec des conséquences biologiques.

Il augmente l’activité des impulsions nerveuses pour libérer des neurotransmetteurs déterminés comme l’adrénaline.

Ce neurotransmetteur, avec le cortisol, qui augmente aussi notre flux sanguin, peut générer la chose suivante :

  • Les blocages émotionnels, le stress et l’anxiété affectent l’activité de certaines cellules du système immunitaire, et nous sommes donc plus vulnérables aux maladies.
  • L’augmentation de la fréquence cardiaque.
  • La sensation de nausées.
  • Les tremblements.
  • La transpiration.
  • La bouche sèche.
  • La douleur de poitrine.
  • Les maux de tête.  
  • Les douleurs d’estomac. 


Comment faire face aux troubles psychosomatiques ?

S’il est évident qu’aucun d’entre nous n’a reçu de formation en matière de gestion émotionnelle, il est nécessaire de prendre conscience de certaines choses :

·   Nous devons utiliser l’assertion : dire ce qui nous dérange sur le moment et pas quand c’est trop tard.

·      Ce que nous taisons nous rend malade. C’est quelque chose que nous devons savoir. Les émotions négatives sont dangereuses pour la santé et nous devons savoir les gérer.

·      Nous devons pratiquer la sincérité émotionnelle au jour le jour avec respect et assertion. Sachez que mettre des limites face ce qui ne vous plaît, ce qui vous fait du mal ou qui altère votre personne, est un droit primordial, et personne n’est égoïste lorsqu’il dit stop. 

·      Consacrez entre une et deux heures par jour pour vous-même. Promenez-vous, pensez à vous, pratiquez vos loisirs ou tout simplement, profitez de ces moments seul avec vous-même.

Souvenez-vous que face à n’importe quel symptôme, n’importe quelle gêne, comme de mauvaises digestions, de la tachycardie ou des nausées, il est important de consulter un médecin pour contrôler toutes ces affections.



Source: amelioretasante.com