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miércoles, 17 de octubre de 2018

¿REENCARNACIÓN, REGRESIÓN, MEMORIA O IMAGINACIÓN?

¿REENCARNACIÓN, REGRESIÓN, MEMORIA O IMAGINACIÓN?


Cuando un niño pregunta qué hay tras la muerte ¿qué podemos decirle? Cuando pregunta ¿Dónde estaba yo antes de nacer? ¿Qué podemos decirle?

Si estás afiliado a algunas de las religiones,  le explicas su mito. Si no, le cuentas una leyenda que te inventas, de la que dudará a su tiempo. Si eres un materialista tendrás que confrontar su cara de incomprensión o decepción cuando le digas que viene de la nada y que le espera el vacío. En verdad, quizá la mejor respuesta sea decirle: “nadie lo sabe en verdad”. En todo caso, como decía Peter Pan en la novela original: “esa sí que será la gran aventura”

El misterio de qué nos espera tras la muerte ha perseguido al ser humano desde que empezó a tomar conciencia de que inexorablemente su existencia tiene un fin al ver cómo los otros se apagan, sus cuerpos se disuelven, y todos se van yendo y ninguno vuelve, por tanto, por ahí habremos de pasar todos.

Una gran parte de la humanidad cree no solo en la vida tras la muerte, sino en la vida previa a la vida. Un alto número de tradiciones construyen sus enseñanzas basándose en el concepto de reencarnación. Muchas de ellas explican incluso nuestro destino actual como el producto de las experiencias previas en las vidas anteriores. Aunque también es cierto que la genética, la filogenética, el estudio kármico de la propia vida, la transmisión transgeneracional  (ya demostrada científicamente) o la psiconeurología hereditaria también lo pueden explicar sin tener que irse más atrás del nacimiento.

Sin embargo, estudiosos del tema como los eminentes psiquiatras Stanislav Grof o Raimond Moody, entre otros muchos, han encontrado pruebas extraordinariamente sorprendentes sobre la memoria de acontecimientos previos a la vida personal que inevitablemente tienen que llevarnos a pensar que ese misterio está sin resolver. Otros psiquiatras como José Miguel Gaona o Elisabeth Kluber Ross, el cardiólogo Pim Vam Lovem o el neurocirujano Even Alexander han publicado sobre las experiencias cercanas a la muerte con claras referencias a que la idea de la muerte como fin está menos clara de lo que puede parecer.

En las tradiciones budistas, hinduistas o tántricas hay maestros que no solo recuerdan claramente sus vidas anteriores, sino que trabajan toda su vida con el objetivo de dirigir la experiencia post mortem tras esta. De hecho, existen tratados milenarios muy detallados en gran cantidad de tradiciones sobre cómo hacerlo.

Otros explican que la memoria de la humanidad se encuentra en un registro universal al que podemos tener acceso bajo las condiciones adecuadas de desarrollo o alteración de la conciencia. Jung, los maestros orientales o Wilber han aportado luz sobre la conciencia como una especie de antena receptora con acceso a niveles transpersonales, más allá de nuestra propia existencia. Los verdaderos chamanes de la humanidad han trabajado estas condiciones desde hace milenios.

Muchas personas a lo largo del planeta han tenido experiencias regresivas en las que se ven, o se recuerdan  en otro tiempo y otro lugar, y sin embargo esas experiencias aportan un gran sentido sobre la evolución de su alma y aporta mucha luz sobre lo que viven en el presente, como si de una misma historia se tratase. Quizá sea como una serie de televisión que cambia de protagonista pero no de estilo ni de sabor. Quizá haya una evolución más allá de nosotros mismos  y nuestro tiempo.

También es cierto que son muchos los que se han decepcionado cuando  han querido investigar sobre ello. Sobre todo si los guías que les cuentan lo que quieren saber no tienen cualificación, aunque sí imaginación. La información que les dan sobre lo que les sucedió antes de la vida,  puede no tener ni sentido, ni puede ser probado a favor ni en contra, ni aportar nada positivo. Muchas veces al contrario, solo es una información cambiante y subjetiva que no deja nada claro o que la persona la toma como verdadera solo porque le justifica para sentirse víctima, no hacer nada para cambiar o permitirle seguir  siendo miserable o sentirse superior.

Otros especialistas piensan que las experiencias regresivas (recuerdos que corresponden a un tiempo prevital pero que se experimentan en primera persona) son probablemente una construcción de imágenes que hace la propia mente para dar sentido y explicación a emociones y sensaciones corporales tan antiguas en nuestra propia vida que son previas a la narrativa de la memoria. Estos sentimientos se formaron de forma caótica en las primeras etapas de la vida y el sistema nervioso no estaba preparado por entonces para poder integrar la experiencia. Al traerlas al presente, el cerebro intenta organizarla y lo hace construyendo imágenes nuevas, que parecen ancestrales porque salen de la memoria arquetípica. Lo más interesante es, como explica Grof, que aunque sean imaginarias, esas experiencias regresivas que parecen de otra vid, aportan un sentido a los síntomas y carencias que experimentamos en la actualidad y nos pueden dar información interesante sobre nosotros mismos, nuestras circunstancias y nuestros anhelos. ¿Qué otra cosa sino son los sueños?

Sean experiencias de vidas pasadas, construcciones actuales de recuerdos no formados o fragmentos de una memoria universal compartida, parece ser que  un correcto trabajo con esos contenidos internos permite liberar e integrar esa información para darle un sentido maduro y con dirección en el presente y así el cambio se produce y la persona se siente por fin libre, con sentido y con dirección vital.

Trabajar con esos contenidos de manera adecuada puede traernos interesantes ventajas, autoconocimiento y voluntad de acción.

Por Mariano Alameda


miércoles, 5 de julio de 2017

Las neuronas compiten entre sí para traernos los recuerdos

Los percibimos con precisión aunque un mismo recuerdo sea compartido por varias neuronas
Foto: Neurona del hipocampo (en amarillo) cuya actividad eléctrica fue aislada durante consolidación de la memoria. CSIC


El cerebro almacena los recuerdos en neuronas específicas que compiten entre sí, en una especie de ying-yang celular, para ser reclutadas y recibir más excitación que inhibición, ha descubierto un estudio. De esta forma, el hipocampo representa recuerdos diferentes con una gran precisión, aunque un mismo recuerdo sea compartido por varias neuronas.

Científicos españoles y húngaros han identificado las huellas que dejan los recuerdos en el cerebro y aislado la actividad de las neuronas individuales mientras experimentan recuerdos. 


Han descubierto también que la participación de las neuronas individuales en el recuerdo es extremadamente selectiva, ya que sólo aquellas neuronas del hipocampo que contienen información sobre el recuerdo a reactivar reciben más “excitación” que “inhibición”, y son reclutadas de forma precisa por la dinámica cerebral. 


“Hemos visto que la mayoría de células del hipocampo experimentan una competición entre “excitación” e “inhibición” eléctrica que se compensa exquisitamente, en una suerte de yin-yang celular”, explica Manuel Valero, investigador del Instituto Cajal y primer autor del estudio, en un comunicado del CSIC. 


“Sólo aquellas neuronas del hipocampo que contienen información sobre el recuerdo a reactivar recibirían más “excitación” que “inhibición”, y serían reclutadas de forma precisa. Este mecanismo podría permitir al hipocampo compaginar su altísima capacidad para representar recuerdos diferentes con una gran precisión para reactivar un recuerdo dado”, añade Valero. 

En el estudio, los investigadores han utilizado técnicas de aprendizaje automático por ordenador, basado en redes neuronales artificiales, para estudiar las huellas de la actividad eléctrica del cerebro producidas durante la reactivación de la memoria. 

“Así, hemos identificado, entre todas las huellas eléctricas registradas, aquellas que almacenan el mismo contenido de información, y, por tanto, corresponden al mismo “recuerdo”. Utilizando técnicas experimentales hemos conseguido aislar la actividad de neuronas individuales durante estos ‘recuerdos’”, explica Liset Menéndez de la Prida, investigadora del Instituto Cajal y directora del estudio. 

El estudio muestra, además, que el desequilibrio entre “excitación” e “inhibición” de las células, característico de algunas enfermedades cerebrales como la epilepsia, podría ser catastrófico en la reactivación de los recuerdos. 

 “En la epilepsia se da una fuerte coincidencia con déficits de memoria, sobre todo en la consolidación de los recuerdos. Los datos obtenidos sugieren que la alteración del equilibrio excitación-inhibición no sólo contribuye a la actividad epiléptica sino a colapsar los recuerdos individuales durante el proceso de consolidación, mezclándolos de forma indisoluble”, explica Menéndez de la Prida.


Doble función del hipocampo 


Valero añade que con el avance de la neurociencia se ha descubierto que el hipocampo tiene una doble función que lo hace indispensable en los procesos de generación de la memoria. 

 “En primer lugar, representa la situación a tiempo real del sujeto; por ejemplo, la actividad de los circuitos del hipocampo del lector, en este instante, representan información del lugar y el momento en el que se encuentra mediante secuencias de actividad neuronal – su posición en la habitación, la compañía que tiene, el marco temporal en el que se encuentra, etc –. Una vez recopilada la información” –añade Valero-, “para que el cerebro pueda disponer del recuerdo de este instante, el hipocampo del lector deberá transformarlo en memoria a largo plazo. Y este proceso lo lleva a cabo el hipocampo a través de un proceso llamado consolidación. Durante la consolidación se reactivan a alta velocidad las secuencias neuronales activadas durante la experiencia, algo así como reviviendo la situación. Un proceso costosamente energético, y que deja una huella eléctrica que los investigadores son ahora capaces de leer en registros intracerebrales.” 

El trabajo, publicado en la revista Neuron, y que cuenta con la colaboración de científicos de la Fundación para la Investigación del Hospital de Parapléjicos de Toledo y la Universidad de Szeged (Hungría), ha estudiado los eventos eléctricos responsables de la memoria en el hipocampo, una región cerebral fundamental para estos procesos y descubierto algunas claves básicas del proceso de consolidación de la memoria.


Referencia 
Mechanisms for Selective single-Cell Reactivation during Offline Sharp-Wave Ripples and Their Distortion by Fas1t Ripples. Neuron, Volume 94, Issue 6, p1234–1247.e7, 21 June 2017. Doi: 10.1016/j.neuron.2017.05.032


martes, 4 de julio de 2017

Descubren cómo se fijan los recuerdos en el cerebro

Cada recuerdo está asociado a moléculas diferentes sobre las cuales se puede intervenir para borrar memorias traumáticas

Borrando recuerdos dolorosos. Universidad McGill
Un nuevo estudio ha descubierto cómo se fijan los recuerdos en el cerebro y que existen diferentes formas de memoria en el seno de una misma neurona. También que cada recuerdo está asociado a moléculas diferentes sobre las cuales se puede intervenir para borrar memorias traumáticas específicas.


Una nueva investigación ha determinado que existen diversos mecanismos neuronales para la fijación de recuerdos en el cerebro, lo que permitirá tratamientos para la eliminación selectiva de recuerdos patológicos. 

En un artículo publicado en Current Biology, los investigadores explican que diferentes formas de memoria cohabitan en el seno de una misma neurona y que cada una puede ser manipulada por separado. 

También señalan nuevos descubrimientos sobre cómo se produce la fabricación de recuerdos y la eliminación selectiva de algunos de ellos, lo que permitirá diseñar tratamientos para tratar algunas enfermedades mentales como la ansiedad. 

A partir de estos descubrimientos es posible curar estas enfermedades asociadas a recuerdos traumáticos y patológicos borrando los recuerdos de la memoria no asociativa que origina la reacción psicológica enfermiza. 

Determinados medicamentos podrían dirigirse a las moléculas que fijan los recuerdos de la memoria no asociativa, eliminando la ansiedad sin alterar la memoria normal de los acontecimientos pasados. 

La memoria asociativa es la que se basa en los vínculos que establecemos entre elementos sin relación entre sí, como por ejemplo la campana que anuncia el fin del recreo en un centro escolar. La memoria no asociativa es la responsable de la reacción generalizada a un estímulo que evoca una experiencia anterior, como por ejemplo la ansiedad que se despierta cuando sufrimos un trauma. 

Ya se sabía que los recuerdos se imprimen en el cerebro gracias a la variación de la fuerza de algunas sinapsis, estas regiones de contacto entre dos neuronas a través de las cuales pasa el flujo nervioso. Esta nueva investigación ha descubierto cómo se desarrolla esta relación sináptica asociada a recuerdos, abriendo nuevas vías a tratamientos de enfermedades neurológicas y psicológicas, según se explica en un comunicado.



Enzimas y otras moléculas 

En 2006 ya se había conseguido borrar recuerdos en ratones bloqueando un enzima clave llamada PKMzeta. Sin embargo, en ratones a los que se le había eliminado genéticamente la citada enzima conservaron recuerdos sin problemas, ya que otras moléculas reemplazaban el vacío provocado por la desaparición de PKMzeta. 

Este tropiezo llevó a los científicos a imaginar que tal vez sería posible actuar sobre determinados recuerdos a través de moléculas específicas. 

Para profundizar en esta línea de investigación se centraron en una familia de moléculas emparentadas que fijaban recuerdos en un molusco llamado Aplysia californica, muy atractivo para la comunidad científica porque posee neuronas grandes y un sistema nervioso simple, fácil de manipular. Los mismos resultados observados en este molusco se aprecian por lo general en los vertebrados. 

De esta forma descubrieron que era posible anular el almacenamiento celular en dos formas  simples de la memoria, las ya citadas memoria asociativa y no asociativa, a través de diversas manipulaciones, confirmando así que la fijación de cada recuerdo está relacionada con moléculas diferentes. 

Lo consiguieron estimulando dos neuronas sensoriales del molusco Aplysia califórnica unidas por conexiones sinápticas a una misma neurona motriz. En un caso, estimularon la memoria asociativa y en el otro la memoria no asociativa. 

Y fue así como pudieron determinar que fijando variantes de la enzima PKM en la neurona motriz, se podían borrar separadamente los recuerdos de la memoria asociativa y los de la memoria no asociativa, ya que las variantes de la enzima que refuerzan la sinapsis de cada una de las neuronas sensoriales, son diferentes. 

Incluso pudieron establecer que es posible borrar recuerdos específicos usando variantes de otras moléculas que ponen ciertas enzimas PKM al abrigo de la degradación o, al revés, participan en la formación de ciertas enzimas PKM.



Referencia