Mostrando entradas con la etiqueta Mimulus. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Mimulus. Mostrar todas las entradas

martes, 10 de julio de 2018

FLORES DE BACH: GORSE, GENTIAN, LARCH

 FLORES DE BACH: GORSE, GENTIAN, LARCH

Digamos algo sobre Gorse, Gentian y Larch, todas ellas encuadradas en el sistema de esencias florales denominado “Flores de Bach”.

Hesíodo escribió que en la vasija de Pandora, cuando todas las cosas se derramaron y perdieron, la esperanza quedó detenida en los bordes y no echó a volar. La esperanza es lo último que se pierde y es una forma de deseo que presupone la prosperidad, una suposición ilusionada, la creencia en que tendrá lugar algo al parecer necesario para nuestra tranquilidad.

Pero hay quienes han perdido la esperanza y la fe, y sufren mucho por ello. La terapia floral ofrece un buen número de esencias para estos sentimientos de pérdida de esperanza y de fe que es confianza. Hoy se me ocurren 3, pero hay más. Veamos estas:

GORSE, en español AULAGA

Ulex europaeus

Dice Bach que es para la “gran desesperanza de las personas que han perdido toda fe en que se pueda hacer algo por ellas”. No tienen ninguna confianza, ni en sí, ni en Dios, ni en algún otro; han abandonado el esfuerzo o la resistencia en una empresa, dice María Moliner. Claudicaron.



Gorse, la desesperanza

Recuerdo a una persona a la que habían dado un diagnóstico de cáncer en pulmón derecho con metástasis en el izquierdo y en hígado. Su situación era desesperada, negaba toda esperanza de vida, incluso el tiempo que aun quedaba. Quería acabar con su existencia antes de que el cáncer diera cuenta de ella. Puede que el tumor maligno terminara con sus días pero en esos momentos no era el cáncer lo que la iba a matar sino la aflicción intensa por la pérdida de la esperanza de vivir. Tiraba la toalla. A lo largo de los tres meses de vida que siguieron a ese momento estuvo bebiendo Gorse (y otras esencias); pocos días antes de morir dijo que nunca había estado “tan viva como en ese tiempo, en una vida tan llena de sentido”.

Conmueve lo mucho que un ser humano puede actualizar y realizar en pocas semanas si confía en que ello es posible. Aulaga es para la confianza que hace decir “Mientras hay vida hay esperanza” de que algo pueda ser distinto de lo que fue.

GENTIAN, en español GENCIANA

Gentiana amarella

Si el anterior es remedio para la desesperanza este lo es para el desánimo. “Para aquellos que se desaniman fácilmente. Pueden progresar satisfactoriamente en la enfermedad o en los negocios de su vida cotidiana, y luego, ante el menor retraso u obstáculo… dudan y se desaniman pronto” dijo el Dr. Bach. Es el que pierde el ánimo o las ganas de hacer cierta cosa.

Se llama presencia de ánimo a lo que se necesita para resistir las contrariedades, o sea, valor y ganas de actuar a pesar de los obstáculos. El desánimo es la frustración fácil y tiene que ver tanto con el acobardarse, achicarse o encogerse, como con la falta de energía del decaimiento, el desaliento y la fragilidad. Su efecto tónico es emocional y físico. 
Gentian, el desánimo

Esta es una que levanta el ánimo especialmente en los momentos posteriores a las derrotas cotidianas: una baja nota en un examen, un régimen de adelgazar que no prospera, el cabello que no deja de caerse; en general, después de cualquier deseo frustrado: algo no resulta tan bien como se esperaba y el sujeto se decepciona y duda de sí mismo. Genciana es para el dolor que ello produce así como para evitar que alrededor de este tropiezo, desengaño o chasco, se configure un cuadro de desánimo crónico que impida al sujeto confiar en sus aptitudes para continuar con su camino.


LARCH, en español ALERCE

Larix decidua

Dice Bach: “Para quienes no se consideran tan buenos o tan capacitados como quienes le rodean, que esperan el fracaso, que sienten que nunca harán nada bien, y que por eso no se arriesgan ni se esfuerzan por tener éxito”.

Es la impotencia que se provoca una persona al decirse, cuando quiere hacer algo que desea hacer, que es un inútil, incapaz, o que no podrá. Sufrimiento que aumenta aun más con la comparación y conclusión dolorosa de que los otros sí pueden. La percepción desfavorable de la propia aptitud para obrar, más la certeza de que los demás sí la tienen, provoca gran sufrimiento en quien lo padece: o recupera el sentimiento de eficacia que es un ingrediente de la tarta de la autoestima, o acaba en la pasividad más improductiva y de allí en el abatimiento y la desesperación. Larch es una esencia muy importante.
Habremos de aconsejar su toma ante todo lo que pueda definirse con las palabras impotencia, incapacidad, insuficiencia o inferioridad, suceda en el ánimo o en el cuerpo, por ejemplo: la incapacidad que pide rehabilitación, el sentimiento de inferioridad comparativa (respecto a su propio ideal o bien a otro con el que se compara). Lo que comúnmente conocemos como impotencia sexual es susceptible de ser acompañado su tratamiento con esta esencia. Pero aclaremos que una cosa es un pene impotente y otra una cabeza impotente. Puede que el pene no se endurezca, y hay muchas razones físicas para que ello suceda, pero la cabeza de su dueño


puede no serlo e imaginar alternativas (tiene una boca, manos, dedos, y el resto de su cuerpo). Puede que su pene funcione apropiadamente pero la impotencia esté en su cabeza. O que cerebro y genitalidad sufran de impotencia. En cualquiera de los casos Larch es una estupenda ayuda para restaurar el sentimiento de APTITUD, independientemente de lo que se vea afectado y cómo.

Autodevaluación. Ilustración: Maitena 

El impotente cree que lo que desea es imposible “Nunca podré acercarme a ella” “Eso es demasiado grande (difícil o lejano) para mí”. El sentimiento de falta de potencia, fuerza o poder para algo en particular, o de sin resistencia contra cierta cosa, es similar en Gorse y en Larch. Pero Larch es para cuando no se han hecho intentos comprometidos, la dificultad está en uno mismo, la insuficiencia es histórica y salpica diversas áreas de la existencia “Desde pequeño soy un inútil (negado, inservible, incapaz)”. Gorse es para el estado de desesperanza y claudicación que refiere a testimonios tales como “Lo he intentado todo” “No hay nada que quede por hacer”. A veces van juntas, porque el sentimiento de no poder acaba en desesperanza, o viceversa.

La confianza es un sentimiento recogido no solo por las esencias que menciono en este trabajo sino por muchas otras: Mimulus (la temerosidad cotidiana), Holly (la desconfianza y suspicacia respecto a las intenciones ajenas), Sweet Chestnut (la angustia más insoportable de todas, la pérdida de interés en seguir viviendo porque nada de lo que suceda a continuación podrá despertar la confianza en la existencia), y algunas más. Confío en que os haya resultado interesante lo dicho hasta aquí.


Susana Veilati

Terapeuta FIoral Integrativa

domingo, 15 de marzo de 2015

MIMULUS: EL CAMINO DE LA COMPASIÓN

¿ALGUIÉN SE HA PREGUNTADO POR QUÉ BACH DIJO QUE LA VIRTUD A DESARROLLAR DE MIMULUS ES LA COMPASIÓN?

Seguro que sí, aquí compartimos un artículo muy bello y clarificador. 
Encantados de recibir vuestros aportes que ayuden a arrojar luz al tema.


"MIMULUS: EL CAMINO DE LA COMPASIÓN"

Para Bach venimos a este mundo a aprender una lección, o dos, en este día de escuela. Para ello nos revestimos de una personalidad tipo al nacer, la cual contiene implícito el defecto a superar y la virtud a desarrollar, todo ello bajo la tutela y guía del alma.

Cuando la personalidad se desvía del camino trazado por el alma surge el conflicto, entendido como una desarmonía, que puede cristalizar en lo que conocemos como enfermedad. Según esta visión, la enfermedad no es un castigo ni una circunstancia producto del azar, sino la señal de que algo puede y debe ser rectificado. Esta es la génesis de la enfermedad (patogenia) para la visión de Bach.

La mente, una de nuestras funciones más sutiles, así como las emociones, son los primeros indicadores de que existe una desarmonía que debe ser reconducida. El tratar esta disfunción, en cuanto resulta detectable, es en realidad una medicina preventiva muy efectiva y seguramente la base de una buena salud.

Esto es realmente así y podemos comprobarlo en nuestras vidas a la mínima oportunidad. Hace algún tiempo me encontré con una paciente a la que traté años atrás y hablando me contó que había estado incubando una gripe durante semanas. No había forma humana de salir de la enfermedad: a una afonía de días le seguía una fiebre, luego de nuevo afonía, más tarde mucha expectoración, dolores por el cuerpo y un largo espectro de sintomatología griposa que no acababa nunca. Un día, en el que todavía se encontraba enferma, le llamó una muy buena amiga, que le conocía bien y estuvieron hablando un rato. En ese breve lapso de tiempo que duró su conversación, algo llamó la atención sobre ella y pudo ver con claridad lo que le estaba ocurriendo. Necesitaba un cambio en su relación con alguien muy cercano. Necesitaba expresar ciertas cosas que tenía ahogadas en su garganta. Superó el miedo a hacerlo y todo fue mucho mejor de lo que había imaginado (como además le sucede a todo Mímulus que se precie: la realidad siempre es mejor de lo que ellos elucubran con su imaginación ansiosa).

Esta antigua paciente nació con una personalidad tipo Mímulus. Cuando era pequeña y hasta casi la adolescencia me contó que esto era muy evidente en ella. Tenía casi todos los rasgos de Mímulus muy marcados. Y aunque hoy en día nadie lo diría, porque casi ni ella misma se reconoce, a veces tiene algún episodio como el de antes en el que sus miedos, si no los ve a tiempo, le enferman.Tan sanadora como una flor de Bach tomada en el momento oportuno. Se recuperó en cuanto pasó a la acción y afrontó lo que había estado postergando. 

(...) 
La virtud a desarrollar por cada una de las flores, es en unas más clara a simple vista que en otras. Recuerdo cuando comencé a adentrarme en el maravilloso mundo de la Terapia Floral que me llamó especialmente la atención la lección a aprender de algunas de ellas. En concreto, me llamó la atención la lección que tenía que aprender el tipo Mímulus, la compasión.

Pareciese que es el valor, la virtud a desarrollar con la toma de Mímulus. Y sí, en un principio podría parecerlo. ¿Pero valor para qué? ¿Para cruzar a nado un Océano? ¿Para enfrentar a una manada de leones? ¿Para lanzarse en paracaídas? Sí, podría ser interesante tener valor para realizar tosas esas proezas y seguramente a muchos Mímulus les gustaría atreverse a hacerlas pero lo que realmente tiene valor y verdaderamente hace sentirse orgulloso y realizado a todo Mímulus es vencer sus miedos para poder ayudar a otros. Vencer sus miedos para salir de sí mismos y sus egocéntricas ansiedades y poder ver y empatizar con el entorno.

Cuando un Mímulus tipo, toma la esencia durante el tiempo adecuado (la mayoría de las veces durante meses e incluso años, como casi todas las personalidades tipo necesitan para llegar a equilibrarse y desarrollar adecuadamente su virtud), consigue dejar de preocuparse tanto por su propio ombligo, y por si va a ser o no aceptado, y comienza a sentirse útil y valioso para pasar a la acción. Pasa de la inactividad de quién todo lo teme a la acción de quién todo lo percibe. Puede hacerse cargo de las necesidades y los miedos de otros más incluso que alguien menos sensible que nunca los ha sufrido.

Hay un ejemplo que leí hace años en algún libro de tantos en la bibliografía de Flores de Bach, que explicaba esto muy acertadamente:

En un tren, viajaban varios pasajeros. Uno de ellos (tipo Mímulus), desde días antes de subir al tren, estuvo soñando día y noche con todas las posibles desgracias y contrariedades que podían acontecer: si se sentaría a su lado alguien que le intimidase, si a su alrededor habría un grupo de personas manteniendo una conversación y él no sería capaz de integrarse y ser aceptado y tendría que ir a sentarse en otro lugar más apartado donde nadie pudiera pensar nada malo de él, si el tren tuviese un accidente qué haría para salvarse a sí mismo, cómo saltaría por la ventana... y un sinfín de miedos que no le dejaban disfrutar de su viaje.

En esta historia se ve claramente el defecto de un Mímulus: está tan preocupado en sí mismo, en la salvación de su propia integridad material y corpórea, que no piensa ni por un momento en los demás, en lo que otros podrían necesitar, sólo se ve vulnerable a él mismo. Por eso, cuando se mueve hacia su virtud, lo primero que un Mímulus comienza a desarrollar es la compasión.

Ese mismo viajero Mímulus positivizado, habría estado tranquilo antes de su viaje, disfrutando de las posibles alegrías que le depararía el paisaje y el posible encuentro con otros viajeros. Y si, el tren hubiese tenido algún accidente, o si algún pasajero hubiese tenido alguna indisposición, no habría dudado en ir a socorrerle, sin preocuparse más por sí mismo y siendo capaz de sentir compasión por un hermano necesitado en ese momento más que él mismo. Valor, para ayudar, siempre.

En realidad, creo que todas las virtudes a desarrollar por las diferentes flores de Bach nos ayudan en unos aspectos y en otros a superar nuestros miedos, y el sentido que esta superación tiene no es otra que la de ayudar a nuestros semejantes.

Gracias Bach, una vez más, ahora y siempre.


Autora: Eva García Anguix. Terapeuta Floral. Codirectora de Biocentro la Canela.