Bioneuroemoción,
lo que crees, creas
Dentro del paradigma de la BioNeuroEmocion
sabemos que detrás de cualquier síntoma físico, mental o comportamental siempre
hay un componente emocional.
Así pues lo que la medicina convencional
llama “enfermedad” estaría relacionado con una o varias emociones reprimidas y
reducidas al silencio después de su aparición en nuestras vidas por no haber
sabido gestionarlas adecuadamente.
Esas situaciones de impacto emocional se
caracterizan por la entrada en incoherencia emocional de la
persona que es sencillamente ese estado en el que aquello que sentimos
(corazón), pensamos (mente) y hacemos (cuerpo) no se mueve en la misma
dirección.
Esas emociones no expresadas en el
momento adecuado a causa del juicio, declaradas “políticamente incorrectas” por
chocar frontalmente con nuestras creencias más profundas, cultura, religión o
educación, y aún activas a día de hoy, habrían sido impresas en nuestro
interior, en nuestro inconciente, por nosotros mismos en algún momento de
nuestra vida, o por alguno de nuestros ancestros al que nos une lo que llamamos
una fidelidad familiar inconsciente.
Diariamente, somos asaltados por
numerosas situaciones físicas externas a las que nuestro sistema de protección
inconsciente, al mando del cual está nuestro cerebro, da las adecuadas
soluciones; así, activa la sensación de hambre,
cuando nuestras reservas de glucosa flojean, el estornudo, cuando un cuerpo
extraño entra en nuestras vías respiratorias o el vómito, cuando una sustancia
tóxica es ingerida a través de nuestra alimentación.
Todas ellas son soluciones biológicas
temporales aplicadas con el fin de la supervivencia, que es el principal objetivo de cualquier ser vivo
sobre la Tierra. Una vez desaparecido el agente desestabilizante (la falta de
glucosa, la partícula de polvo o la seta venenosa), el cerebro interrumpe la reacción
activada y la persona vuelve a la normalidad.
Pero ¿qué sucede cuando el agente amenazante es de tipo psíquico? ¿Qué ocurre cuando una situación
imprevista, inesperada, más o menos dramática, vivida en aislamiento y sin
solución aparente llega a nuestras vidas, como un mísil?
Estamos hablando de situaciones
desestabilizantes como pueden ser un insulto o una situación delicada como que
se instale tu suegra en casa o que te despidan del trabajo… ¡Pues lo mismo!
Aquí nuestro sistema de protección psíquico, con el cerebro al mando, detecta
como nuestros niveles de estrés se disparan cuando no respondemos de una forma
coherente ante esa situación, al reprimir la emoción que realmente sentimos y
sustituirla por otra “políticamente correcta”… y en este caso también activa la
mejor solución que nos puede proporcionar para recuperar nuestro equilibrio
emocional inicial. Pero no hay que olvidar que el campo de acción sigue siendo
puramente biológico y, por tanto, la solución va a tener un sentido biológico.
Así pues, si acepto la estancia de mi
suegra en mi casa cuando en realidad vivo esa situación como “indigerible”
(“¡Pero claro! ¿Cómo le puedo yo dar ese disgusto a mi pareja? ¡No quiero
causar problemas!”), la solución que mi inconsciente me va a dar pueda ser
generar más ácido en el estómago para facilitar esa “digestión pesada” con los
consecuentes problemas digestivos que eso conlleve…
Sin embargo, ese trastorno no está ahí
para fastidiarme o castigarme, sino que es la mejor solución biológica que mi
sistema de protección inconsciente encuentra para superar ese conflicto.
Mientras el conflicto siga activo, mientras no exprese de forma consciente esa
emoción de rabia que no expresé, que reprimí, y pase a la acción en
consecuencia a mis creencias, seguiré en incoherencia emocional, estresado, y
la solución biológica del exceso de ácido seguirá activa.
Es por eso que en BioNeuroEmocion no
hablamos de “enfermedad” sino de “programas
biológicos de adaptación”.
Como se mencionaba al principio del
artículo, el impacto emocional no siempre tiene su origen en un punto de
nuestra historia cronológica, de nuestra edad, sino que puede proceder de lo
que denominamos nuestro Proyecto/Sentido y/o de nuestro Transgeneracional.
Cuando hablamos de Proyecto/Sentido nos referimos a la situación emocional
de los padres en el espacio comprendido entre los nueve meses antes de la
concepción del hij@ y los 3 años de edad. La mamá, y evidentemente todo aquello
que influya en su estado emocional (pareja, familia, las condiciones sociales,
económicas y culturales del momento,…), va a ser un pilar determinante en el
desarrollo futuro del hij@ y no sólo por la calidad de los nutrientes que
circule por su sangre.
Cuando el bebé está en el vientre de la
madre, éste vive todos los estados emocionales de ésta como si fueran suyos:
sus alegrías, tristezas, preocupaciones y también sus incoherencias emocionales,
con todo lo “no expresado”. El bebé se comporta aquí como una “esponja”
absorbiendo toda la información de su alrededor que, sin filtros, sin juicios,
va a constituir los programas inconscientes con los que va a funcionar como
futuro adult@.
Es por ello que algunas de nuestras
enfermedades se encuentran programadas en esta etapa de nuestra vida.
Pero no solamente hablamos de la etapa
uterina, sino incluso a la anterior a la concepción, que está llena también de
información emocional que gira alrededor del bebé como proyecto de futuro
adult@; por eso es importante tener en cuenta qué pasaba por la cabeza de
nuestros padres alrededor de nuestra concepción: si querían niño o niña, si era
o no desead@, cómo sentía mamá la relación con papá…
La ciencia ha concentrado su atención en
el determinismo genético y nos ha ocultado durante mucho tiempo la enorme
influencia que los estados emocionales tienen en la vida y cómo nuestras
creencias y sentimientos, en esta primera etapa, influyen en el desarrollo de nuestros
hijos.
Cuando hablamos del Transgeneracional
nos referimos al estudio del árbol genealógico y sus memorias familiares. Su
objetivo es poder poner en nuestra consciencia la historia de la familia,
comprenderla y poder comprender el rol, al que estamos (inconscientemente)
invitados a jugar a lo largo de nuestra vida. Ahí podemos ver ciertas
similitudes entre ciertas áreas de nuestras vidas y ciertos aspectos del árbol.
De esta forma, estamos invitados a resolver situaciones emocionales no
resueltas que han sido excluidas de la conciencia familiar.
De la misma forma que aceptamos que cada
uno de nosotros dispone de un sistema de protección inconsciente que vela por
nuestra supervivencia, podemos entender que también existe un sistema de
protección inconsciente familiar que vela por la supervivencia del clan. Éste
“escucha” todas aquellas situaciones emocionales no correctamente gestionadas
en algún lugar del árbol y también les da una solución biológica mediante algún
miembro del clan.
El árbol denuncia así a través de sus miembros todos
los secretos, lo “no expresado”… las incoherencias emocionales que pueden
manifestarse muchas veces en forma de enfermedades concretas.
No debe entenderse el P/S y el
Transgeneracional como un lastre, sino como la oportunidad de sanar unos errores que, de no
somatizarse en el cuerpo, no tendrían fin.
Un acompañamiento como el que ofrece la BioNeuroEmocion
puede facilitar la emergencia de esas emociones ocultas desde el inconsciente
hasta nuestra conciencia, aportando así la aceptación de la persona de lo que
no se pudo gestionar en el momento del impacto emocional. Dicha aceptación
lleva a la coherencia y a la paz interior, a la mejora e incluso hasta el
restablecimiento.
Fuente: http://www.ifeelmaps.com
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