Los investigadores que llegaron a esta conclusión usaron un complicado
montaje experimental, que incluía el uso de resonancia magnética funcional
(fMRI por sus siglas en inglés), que mide los cambios en el flujo sanguíneo del
cerebro. La imagen del cerebro por sí sola no puede demostrar un vínculo entre
el dolor y la "empatía dolor". Esto se debe a que las mismas áreas
del cerebro se activan en cada caso, en parte porque hay una gran cantidad de
solapamiento entre las áreas del cerebro utilizadas para los sentimientos y la
emoción. Otro factor es que la fMRI no es una medida directa de la actividad
cerebral; la medida del flujo sanguíneo es algo que inferimos para acompañar la
actividad cerebral.
Los investigadores tuvieron que adoptar un innovador enfoque. Investigaron
si la manera en que un medicamento cambia la forma en que el cerebro procesa el
dolor y la empatía por los que sufren puede ser utilizada para entender las
similitudes y diferencias entre estas dos experiencias. A todos los
participantes en el estudio se les dio un comprimido y se les dijo era un
analgésico, aunque se trataba de un placebo. Los autores querían saber cómo
funcionaba el dolor y la empatía del dolor en la manera en que se procesan
ambos fenómenos en el cerebro.
Un segundo grupo de personas también recibieron este analgésico placebo y
15 minutos más tarde un segundo comprimido, una droga que invierte la acción de
un analgésico. Sin embargo, a los participantes se les dijo que este comprimido
mejoraría la acción del analgésico, por lo que no esperaban que el efecto se
contrarrestara. Los autores querían saber si la "analgesia placebo"
podría ser revertida de la misma manera que los analgésicos reales pueden
serlo. Después de esperar a que el analgésico placebo "tuviera
efecto", y comprobando que había "funcionado" en todas las
personas, los participantes se sometieron a varios experimentos. Uno de ellos consistió
en que el participante recibía un choque eléctrico corto y doloroso en la parte
posterior de la mano y veía una foto de alguien que había conocido
anteriormente.
Los participantes se dividieron en dos grupos: algunos recibieron un choque
real y doloroso (o vieron a alguien recibirlo), mientras que otros recibieron
un estímulo indoloro. El estímulo indoloro se administró de la misma manera que
el estímulo eléctrico, pero a una corriente más baja. ¿Los resultados? En el
primer experimento con el único comprimido (analgésico placebo), 53 personas
recibieron dolor real y 49 personas recibieron estímulos de dolor. El
analgésico placebo redujo la cantidad de dolor que los participantes reportaron
sentir y también disminuyó la cantidad de desagrado que dijeron sentir mientras
miraban a otra persona sentir dolor. Al mismo tiempo, el escaneo fMRI reveló
que la red de regiones que usualmente procesan el dolor mostró una reducción en
la actividad para el dolor placebo (pretendido) en comparación con el dolor
real. En el segundo experimento, en el que 50 participantes tomaron un
comprimido adicional, se encontró que el fármaco real revirtió los efectos de
la analgesia placebo en el dolor propio y también en la empatía del dolor, cada
uno por una cantidad similar. Esto significa que es probable que la empatía por
el dolor se procese de forma muy similar (en el cerebro) al dolor de primera
mano. Pero se necesitan más pruebas.
Fuente: http://www.iflscience.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario