Digamos algo sobre Gorse, Gentian y
Larch, todas ellas encuadradas en el sistema de esencias florales denominado
“Flores de Bach”.
Hesíodo escribió que en la vasija de
Pandora, cuando todas las cosas se derramaron y perdieron, la esperanza quedó
detenida en los bordes y no echó a volar. La esperanza es lo último que se
pierde y es una forma de deseo que presupone la prosperidad, una
suposición ilusionada, la creencia en que tendrá lugar algo al parecer necesario
para nuestra tranquilidad.
Pero hay quienes han perdido la
esperanza y la fe, y sufren mucho por ello. La terapia floral ofrece un buen
número de esencias para estos sentimientos de pérdida de esperanza y de fe que
es confianza. Hoy se me ocurren 3, pero hay más. Veamos estas:
GORSE, en español AULAGA
Ulex europaeus
Dice Bach que es para la “gran
desesperanza de las personas que han perdido toda fe en que se pueda hacer algo
por ellas”. No tienen ninguna confianza, ni en sí, ni en Dios, ni en algún
otro; han abandonado el esfuerzo o la resistencia en una empresa, dice María
Moliner. Claudicaron.
Gorse, la desesperanza
Recuerdo a una persona a la que habían
dado un diagnóstico de cáncer en pulmón derecho con metástasis en el izquierdo
y en hígado. Su situación era desesperada, negaba toda esperanza de vida,
incluso el tiempo que aun quedaba. Quería acabar con su existencia antes de que
el cáncer diera cuenta de ella. Puede que el tumor maligno terminara con sus
días pero en esos momentos no era el cáncer lo que la iba a matar sino la
aflicción intensa por la pérdida de la esperanza de vivir. Tiraba la toalla. A
lo largo de los tres meses de vida que siguieron a ese momento estuvo bebiendo
Gorse (y otras esencias); pocos días antes de morir dijo que nunca había estado
“tan viva como en ese tiempo, en una vida tan llena de sentido”.
Conmueve lo mucho que un ser humano
puede actualizar y realizar en pocas semanas si confía en que ello es posible.
Aulaga es para la confianza que hace decir “Mientras hay vida hay esperanza” de
que algo pueda ser distinto de lo que fue.
GENTIAN, en español GENCIANA
Gentiana amarella
Si el anterior es remedio para la
desesperanza este lo es para el desánimo. “Para aquellos que se desaniman
fácilmente. Pueden progresar satisfactoriamente en la enfermedad o en los
negocios de su vida cotidiana, y luego, ante el menor retraso u obstáculo…
dudan y se desaniman pronto” dijo el Dr. Bach. Es el que pierde el ánimo o las
ganas de hacer cierta cosa.
Se llama presencia de ánimo a lo
que se necesita para resistir las contrariedades, o sea, valor y ganas de
actuar a pesar de los obstáculos. El desánimo es la frustración fácil y tiene
que ver tanto con el acobardarse, achicarse o encogerse, como con la falta de
energía del decaimiento, el desaliento y la fragilidad. Su efecto tónico es
emocional y físico.
Gentian, el desánimo
Esta es una que levanta el ánimo
especialmente en los momentos posteriores a las derrotas cotidianas: una baja
nota en un examen, un régimen de adelgazar que no prospera, el cabello que no
deja de caerse; en general, después de cualquier deseo frustrado: algo no
resulta tan bien como se esperaba y el sujeto se decepciona y duda de sí mismo.
Genciana es para el dolor que ello produce así como para evitar que alrededor de
este tropiezo, desengaño o chasco, se configure un cuadro de desánimo crónico
que impida al sujeto confiar en sus aptitudes para continuar con su camino.
LARCH, en español ALERCE
Larix decidua
Dice Bach: “Para quienes no se
consideran tan buenos o tan capacitados como quienes le rodean, que esperan el
fracaso, que sienten que nunca harán nada bien, y que por eso no se arriesgan
ni se esfuerzan por tener éxito”.
Es la impotencia que se provoca una
persona al decirse, cuando quiere hacer algo que desea hacer, que es un inútil,
incapaz, o que no podrá. Sufrimiento que aumenta aun más con la comparación y
conclusión dolorosa de que los otros sí pueden. La percepción desfavorable de
la propia aptitud para obrar, más la certeza de que los demás sí la tienen,
provoca gran sufrimiento en quien lo padece: o recupera el sentimiento de
eficacia que es un ingrediente de la tarta de la autoestima, o acaba en la
pasividad más improductiva y de allí en el abatimiento y la desesperación.
Larch es una esencia muy importante.
Habremos de aconsejar su toma ante todo
lo que pueda definirse con las palabras impotencia, incapacidad, insuficiencia
o inferioridad, suceda en el ánimo o en el cuerpo, por ejemplo: la incapacidad
que pide rehabilitación, el sentimiento de inferioridad comparativa (respecto a
su propio ideal o bien a otro con el que se compara). Lo que comúnmente
conocemos como impotencia sexual es susceptible de ser acompañado su
tratamiento con esta esencia. Pero aclaremos que una cosa es un pene impotente
y otra una cabeza impotente. Puede que el pene no se endurezca, y hay muchas
razones físicas para que ello suceda, pero la cabeza de su dueño
puede no serlo e imaginar alternativas
(tiene una boca, manos, dedos, y el resto de su cuerpo). Puede que su pene
funcione apropiadamente pero la impotencia esté en su cabeza. O que
cerebro y genitalidad sufran de impotencia. En cualquiera de los casos
Larch es una estupenda ayuda para restaurar el sentimiento de APTITUD,
independientemente de lo que se vea afectado y cómo.
Autodevaluación. Ilustración: Maitena
El impotente cree que lo que desea es
imposible “Nunca podré acercarme a ella” “Eso es demasiado grande (difícil o
lejano) para mí”. El sentimiento de falta de potencia, fuerza o poder para algo
en particular, o de sin resistencia contra cierta cosa, es similar en Gorse y
en Larch. Pero Larch es para cuando no se han hecho intentos comprometidos, la
dificultad está en uno mismo, la insuficiencia es histórica y salpica diversas
áreas de la existencia “Desde pequeño soy un inútil (negado, inservible,
incapaz)”. Gorse es para el estado de desesperanza y claudicación que
refiere a testimonios tales como “Lo he intentado todo” “No hay nada que quede
por hacer”. A veces van juntas, porque el sentimiento de no poder acaba en
desesperanza, o viceversa.
La confianza es un sentimiento recogido
no solo por las esencias que menciono en este trabajo sino por muchas otras: Mimulus
(la temerosidad cotidiana), Holly (la desconfianza y suspicacia respecto a las
intenciones ajenas), Sweet Chestnut (la angustia más insoportable de todas, la
pérdida de interés en seguir viviendo porque nada de lo que suceda a continuación
podrá despertar la confianza en la existencia), y algunas más. Confío en que os
haya resultado interesante lo dicho hasta aquí.
Susana Veilati
Terapeuta
FIoral Integrativa
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