sábado, 14 de febrero de 2015

LO QUE ENGORDA ES LA EMOCIÓN

Estómago, ¿bolsa de residuos?


El médico deberá esforzarse por encontrar la fuerza y la naturaleza de lo que sea la causa de la enfermedad 
No debe machacar en lo que puede verse, no se le pide que extinga el humo sino que apague el fuego mismo. 

Theophrastus Paracelsus
M.D., Suiza (1493- 1541)
                




¿Qué guardan las personas en el estómago?
De todo.
¿Y qué sucede con lo que guardan?
De todo.  

Solo mire a su alrededor. Esos desayunos de trabajo ¡cuánta tensión oculta detrás de las sonrisas histéricas y temerosas!.  ¡Cuanto rencor rumiante en ese cafecito previo a la  entrevista con un jefe traicionero o con la pareja infiel! .....   El odio que flota en el aire de esa cena familiar tan repleta de competencia o hipocresía y de comida que cae como un plomo!...  Aquél atracón de madrugada para calmar vaya uno a saber qué!  ¿Tiene idea de hasta qué punto lastiman esos avatares que uno va juntando y sobre los que va rumiando silenciosamente? 

A veces pareciera no existir alternativa más que ir guardando,  y así es que uno guarda, por lo general en el estómago o en algún lugar del tracto digestivo porque uno  tiene que seguir rindiendo bien en lo suyo. Entonces, uno recurre a los remedios para suavizar el aparato digestivo, una forma clásica y efectiva de tirar las energías al basurero. Porque en cualquier momento el cuadro vuelve a repetirse.
La tendencia corriente de entender los problemas menosprecia la importancia crucial de nuestras emociones en la solución de los mismos. Lamentablemente no pude negarse que en ciertas culturas modernas  hasta se valora el malestar emocional, se entiende el sufrimiento como algo honroso.
Los remedios para el equilibrio emocional son a todas luces mejores, más completos. Cuando aprendemos a trabajar las esencias experimentamos equilibrio activo, no sedación. Un equilibrio vital que no debe confundirse con el estado de mera contemplación, con el rezo o con estados de somnolencia. El equilibrio activo que produce el trabajo concienzudo de una flor abre puertas de percepción.  Nuestra mente lógica de pronto comienza en cierto modo a dialogar con nuestro cuerpo, a comprender el mensaje que nos emite mediante síntomas. Entonces las cosas cambian. El equilibrio emocional permite un mejor razonamiento. Cuando estamos libres de tensiones, detectamos alternativas, evitamos dolores de cabeza futuros. El cuadro negativo o ese cuadro tan temido no vuelve a repetirse y ya no hay necesidad de remedios de urgencia.  
Si se encuentra atascado, si se siente incomprendido y avergonzado en su amargura, si se siente inferior o abatido en sus luchas cotidianas, llevando a cuestas la pesada carga de la incertidumbre, de los celos, o de la envidia, sepa que no está solo. Cuide a su estómago evitándole cargar, tener que “sintetizar” todos esos pensamientos amargos que en su mayoría, son la consecuencia de una marea energética que se activa una y otra vez en un mundo donde uno es uno y su entorno.
No mastique resentimiento.
Alimentarse de resentimiento es como tomar veneno
en la ilusión de que ese veneno matará al enemigo.
Nelson Mandela


Para todas esas personas que en lugar de ayuda recibieron humillación, para quienes en lugar de comprensión recibieron intolerancia, Willow, Agrímony,  Elm, Vine, Gorse,  figuran entre los variados remedios de Bach que valdría la pena considerar como recursos para aliviarse en las penas del alma. No entraré en descripciones acerca de cómo detectar la flor especial para cada caso. Tales descripciones figuran claramente en mis libros y manuales.  Lo que vale la pena remarcar es que un buen trabajo sobre estas esencias permite  despertar la conciencia y comprender que es posible detener ese malgasto de energías que a diario se observa en el resentimiento, en el odio, en la sed de venganza o de poder, en el esfuerzo descomunal por asumir una identidad falsa, o simplemente en la apatía, en la pérdida de la fe.  

 Aprender a “pensar su problema en términos de Flores de Bach” requiere sinceridad y simpleza. Con esos únicos ingredientes se inicia un proceso natural de consecuencias brillantes.  A continuación propongo un ejercicio para destrabar esta problemática pero antes permítame el consejo de realizar el ejercicio con la toma de la flor que necesite.  Cuando se realiza el ejercicio sin el acompañamiento de la energía que se está necesitando, el ejercicio queda por la mitad.  Los beneficios no llegan. Ya sabemos lo que ocurre cuando las cosas se hacen sin energías. El ingreso de la energía que está en falta genera ese impulso inconfundible dejando su sello en todo trabajo de superación personal. Tenga este detalle en cuenta. Si usted está sufriendo y tiene pensamientos que no lo acompañan bien, hay magníficos remedios: las Flores de Bach. Trabájelas a conciencia. Aspire a detectar la esencia justa para atender a la singularidad de su caso, siempre diferenciado del caso de los demás. Esto no es un detalle menor. Detectar la esencia para el asunto que nos ocupa a nosotros como individuos singulares representa el punto crucial para que todo lo demás progrese y se haga notar. Usted no es una generalidad, tampoco es una teoría viviente. Usted tiene una historia única, usted es un caso único y existen recursos y fórmulas florales que serán de diseño único para aliviar su sufrimiento. Detectar el tipo de energía que necesita es el secreto para iniciar un tratamiento acertado y confirmar la manera graciosa por la que el cerebro impactado con finísima energía inicia sin resistencias un recorrido mental nuevo y sorprendente. Sin esfuerzos, el cerebro va eliminando toxinas psicológicas en el sueño, y abriendo puertas a esas ideas que serán las salvadoras. 
Muchas cosas que parecen milagrosas se deben simplemente al ingreso de esa energía específica que estaba en falta o debilitada.  Si percibe que el resentimiento toca a su puerta, si sufre de úlcera, problemas de hígado, diabetes, jaqueca, si algo le da vueltas la cabeza y no puede dormir, si disfruta con el fracaso ajeno, ya no se haga más daño malgastando sus energías: Atiéndalas. Es simple.
“Que la simpleza de este método no los aleje de su empleo"
Edward Bach


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