lunes, 22 de junio de 2015

Agresión encubierta

Agresión encubierta

He aquí un fragmento del libro ''En ropa de Oveja" de George K. Simon.



Existen dos tipos básicos de agresión:
la agresión abierta y la agresión encubierta. Cuando estás determinado a tener algo y eres abierto, directo y claro en tu manera de pelear, tu comportamiento es mejor etiquetado como abiertamente agresivo. Cuando estás dispuesto a "ganar", dominar o controlar, pero eres lo suficientemente sutil, taimado o engañoso como para esconder tus intenciones, tu comportamiento es más apropiadamente etiquetado como cubiertamente agresivo. Ahora, evitar cualquier manifestación abierta de agresión, mientras que simultáneamente intimidas a otros para que te den lo que quieres, es una maniobra de manipulación muy poderosa. Es por eso que la agresión encubierta es el medio más frecuente de manipulación interpersonal

El proceso de victimización

Durante mucho tiempo, me pregunté por qué a las víctimas de la manipulación les lleva tanto tiempo ver lo que realmente ocurre en las interacciones de manipulación. Primeramente, estaba tentado a criticarlos. Pero he aprendido que quedaban embaucados por algunas razones muy importantes:

1- La agresión de un manipulador no es obvia. Nuestros instintos podrían decirnos que ellos están peleando por algo, luchando por vencernos, por obtener poder o salirse con la suya, y nos encontramos inconscientemente en la defensiva. Pero debido a que no podemos demostrar claramente una evidencia objetiva de que nos están agrediendo, no podemos fácilmente validar nuestros sentimientos.

2- Las tácticas que emplean los manipuladores pueden dar la impresión de que están sufriendo, cuidándose, defendiéndose..., casi cualquier cosa excepto una pelea. Estas tácticas son difíciles de reconocer meramente como hábiles estratagemas. Siempre tienen suficiente sentido como para hacer que una persona dude de su corazonada de que otro se está aprovechando de ellas o que están siendo abusadas. Por otro lado, las tácticas no solo te dificultan el decir consciente y objetivamente que el manipulador está peleando, sino que también te mantienen simultáneamente o conscientemente en la defensiva. Estas características los convierten en armas psicológicas altamente eficaces ante las cuales cualquiera puede ser vulnerable. Es difícil pensar claramente cuando alguien lo tiene a uno atrapado emocionalmente.

3- Todos nosotros tenemos debilidades e inseguridades, lo cual un manipulador hábil podría explotar. 

A veces, somos conscientes de esas debilidades y de cómo alguien podría usarlas para aprovecharse de nosotros. Por ejemplo, yo escucho padres decir cosas como: "Sí, sé que tengo como un botón que despierta el sentimiento de culpa."- Pero a la vez su hijo manipulador está enérgicamente presionando ese botón. Ambos pueden olvidar fácilmente qué esta pasando. Por otro lado, a veces no nos damos cuenta de nuestras vulnerabilidades más grandes. Con frecuencia, los manipuladores nos conocen mejor que nosotros mismos. Ellos saben qué botones apretar, cuando y cuán fuerte pulsarlos. Nuestra falta de auto-conocimiento nos expone a ser explotados.

4- Lo que nuestros instintos acerca de cómo es un manipulador no dicen desafía todo lo que se nos enseñó a creer acerca de la naturaleza humana. Hemos sido inundados con una psicología que hace que veamos a todos, al menos hasta un cierto punto, como temerosos, inseguros o "preocupados". Entonces, mientras nuestros instintos nos dicen que estamos lidiando con un conspirador despiadado, nuestra mente nos dice que debemos tener realmente miedo o estar heridos "por debajo". Más aún, la mayoría de nosotros odia verse como personas insensibles y crueles. Dudamos emitir juicios severos y aparentemente negativos acerca de otros. Queremos darles el beneficio de la duda y asumir que ellos realmente no esconden las intenciones malévolas que sospechamos. Estamos más aptos para dudar y culparnos por atrevernos a creer lo que nuestros instintos nos dicen acerca del carácter de nuestro manipulador. [...]

Mientras tanto, desde cierta perspectiva, podríamos decir que alguien que se dedica a tener estos comportamientos está defendiéndose algún sentido de vergüenza o culpa. Es importante darse cuenta que al momento que el agresor esta exhibiendo tal conducta, no está defendiéndose en primer lugar (es decir, intentando prevenir que ocurra un evento internamente doloroso), sino mas bien peleando por mantener su posición, obtener poder, y remover cualquier obstáculo (tanto interno como externo) a modo de obtener lo que quiere.

En toda circunstancia, ver al agresor como alguien a la defensiva es una situación propicia para la victimización.
Reconocer que ellos están principalmente en un modo ofensivo prepara mentalmente a una persona para la acción decisiva que tiene que tomar si desea evitar ser atropellada.

Por eso, pienso que es mejor cambiar el concepto acerca muchos de los comportamientos mentales (sin importar cuán "automáticos" o "inconscientes" parezcan) los cuales frecuentemente consideramos como mecanismos de defensa o tácticas de poder ofensivo, ya que las personalidades agresivas las emplean principalmente para manipular, controlar y lograr dominio sobre otros.

Más que prevenir que pase algo emocionalmente doloroso o espantoso, cualquiera que emplee estas tácticas está primordialmente tratando de asegurarse de ocurra lo que él desea.

Negación - Esto sucede cuando el agresor se niega a admitir que ha hecho algo dañino o hiriente cuando está bien claro que así fue. Es una manera de mentir (tanto a uno mismo como a los demás), acerca de sus intenciones agresivas. Esta táctica del "¿quién...yo?" es una manera de "hacerse el inocente", e invita a la víctima a sentirse sin ninguna justificación como para confrontar al agresor acerca de lo inapropiado de un comportamiento. Es también la manera en que el/la agresor/a se permite seguir haciendo lo que quiere. Esta negación no es el mismo tipo de negación que el de una persona que acaba de perder a un ser querido y no puede aceptar el dolor y la realidad de la pérdida. Eso es más bien una "defensa" contra un dolor y ansiedad insoportable. En cambio, la negación a la cual nos referimos no es un mecanismo de "defensa" sino una maniobra que el agresor utiliza para hacer desistir a los otros, echarse atrás o inclusive tal vez hacerlos sentir culpables por insinuar que estaba haciendo algo malo.

Inatención selectiva - Esta táctica es similar y a veces se la confunde con la negación. Hace referencia a los momentos en que el agresor "se hace el tonto" o ignorante. Cuando emplea esta táctica, el agresor ignora activamente las advertencias, pedidos o súplicas de los demás, y en general, se rehúsa a prestar atención a cualquier cosa que lo desvíe de sus objetivos. Con frecuencia, el agresor sabe muy bien lo que uno quiere de él cuando comienza a exhibir su actitud de "¡no quiero escucharlo!". Al usar esta táctica, el agresor activamente se resiste a someterse a la tarea de prestar atención…

Racionalización - Una racionalización es la excusa que un agresor trata de ofrecer por dedicarse a un comportamiento inapropiado o dañino. Puede ser una táctica eficaz, especialmente cuando la explicación o la justificación que el agresor ofrece tienen suficiente sentido al punto que cualquier persona con una conciencia razonable, probablemente cae en la trampa por eso. Es una táctica poderosa porque no sólo sirve para remover cualquier resistencia interna que el agresor pueda tener acerca de su proceder (aquietando cualquier escrúpulo que pueda tener) sino que también mantiene a otros lejos de sus espaldas. Si el agresor puede convencer a uno que cualquier cosa que haga se justifica, entonces tendrá más libertad para lograr sus metas sin obstáculos. […]

Desvío - Un blanco en movimiento es más difícil de golpear. Cuando tratamos de sujetar a un manipulador o de mantener la discusión focalizada en un comportamiento o asunto en particular que no nos gusta, él es un experto en saber como cambiar de tema, evadir el asunto o de alguna manera echarnos una culpa. Los manipuladores usan las técnicas de distracción y desvío para mantener alejado el foco de atención en su comportamiento, dejarnos fuera de la pista, y conservar la libertad de ejecutar sus planes ocultos de servicio a sí mismos. […]

Mentira - Frecuentemente es difícil decir cuando una persona está mintiendo en el momento que lo está haciendo. Afortunadamente, hay ocasiones en que la verdad salea la luz porque las circunstancias no corroboran la historia de alguien. Pero también hay ocasiones en que uno no sabe si fue engañado hasta que es demasiado tarde. Un modo de minimizar las posibilidades de que alguien nos engañe es recordar que, ya que las personalidades agresivas de todos los tipos no se detendrán nunca hasta lograr lo que se proponen, es de esperar que mientan y engañen.

Cabe recordar también que los manipuladores – teniendo personalidades agresivas encubiertas – tienen tendencia a mentir de manera sutil, encubierta. Los tribunales son bien concientes de las muchas maneras en que la gente miente, ya que exigen que bajo juramento en la corte los testigos digan "la verdad, toda la verdad, y nada más que la verdad". Con frecuencia los manipuladores mienten ocultando una cantidad significativa de verdad o distorsionándola. Son adeptos a ser imprecisos cuando se les hacen preguntas directas. Esta es una manera especialmente hábil de omitir la mentira. Recuerde esto al lidiar con un sospechoso de ser un lobo en piel de oveja.

Intimidación encubierta - Los agresores amenazan frecuentemente a sus víctimas para mantenerlas ansiosas, aprensivas y en una posición de inferioridad. Los agresivos encubiertos intimidan a sus víctimas haciendo amenazas veladas (sutiles, indirectas o tácitas). La activación de la culpa y la vergüenza son dos de las armas favoritas del agresivo encubierto. Ambas son tácticas especiales de intimidación.

Activación de la culpa - Una cosa que las personalidades agresivas saben bien es que los otros tipos de personas tienen consciencias muy diferentes a la suya. A menudo los manipuladores son expertos a la hora de utilizar lo que ellos ven como una mayor capacidad de consciencia acerca de sus víctimas como un medio de mantenerlos en una posición auto-dubitativa, ansiosa y sumisa. Cuanto más concienzuda sea la víctima potencial, más servirá de arma la culpa.

Todas las personalidades agresivas usan la activación de la culpa tan frecuente y efectivamente como táctica de manipulación que creo que eso ilustra lo fundamentalmente diferentes de carácter que son comparados con otras personalidades (especialmente neuróticas). Todo lo que un manipulador tiene que hacer es sugerir a la persona concienzuda que no ésta no le da la suficiente importancia, que es demasiado egoísta, etc. Y esa persona inmediatamente comienza a sentirse mal. Por el contrario, una persona con consciencia moral podría intentar incansablemente lograr que un manipulador (o cualquier otra personalidad agresiva) se sienta mal por su comportamiento dañino, reconozca su responsabilidad, admita su accionar incorrecto, hasta más no poder, sin obtener resultados.

Vergüenza - Esta técnica consiste en usar un sarcasmo sutil y dar explicaciones que aumenten en los demás el miedo y la duda de uno mismo. Los agresivos encubiertos emplean esta táctica para hacer que los otros se sientan inadecuados e indignos, y de esta manera, diferir con ellos. Es una manera eficaz de abrigar una continua sensación de inadecuación en el individuo más débil, permitiendo de esta manera a un agresor mantener una posición de dominio. […]

Adopción del papel de víctima - Esta táctica incluye retratarse a sí mismo como una víctima inocente de las circunstancias o del comportamiento de alguien más con el objetivo de obtener simpatía, evocar compasión y de esta manera obtener algo de otro. Algo que las personalidades agresivas encubiertas tienen en cuenta es que las personas menos crueles y hostiles, por lo general no pueden soportar presenciar el sufrimiento de otros. Por eso, la táctica es simple. “Convence a tu víctima de que estás sufriendo de alguna manera, y tratará de aliviar tu angustia.” […]

Humillación a la víctima - Esta táctica es utilizada frecuentemente juntos con la de hacerse pasar por víctima. El agresor emplea esta táctica para aparentar que solamente está respondiendo (es decir: defendiéndose a sí mismo) de una agresión por parte de la víctima. Esto le permite al agresor poner a la víctima aún más en la defensiva. […]

Adopción del papel de sirviente –Los agresivos encubiertos emplean esta táctica para encubrir sus fines egoístas, disfrazándolos de algo al servicio de una causa noble. Es una táctica común pero difícil de reconocer. Al simular estar trabajando por el bien de alguien más, el agresivo encubierto oculta su propia ambición, deseo de poder, y búsqueda de una posición de dominio sobre otros. […]

Un escándalo reciente que envolvió a un tele-evangelista resultó en que los dirigentes de su iglesia lo censuraran por un año. Pero él le dijo a su congregación que no podría detener su ministerio porque tenía que ser fiel a la voluntad del Señor. (Supuestamente Dios le había hablado y dicho que no se fuera). Este ministro estaba desafiando claramente la autoridad establecida de su iglesia. Aún así se presentó como una persona humildemente sumisa a la autoridad "superior". Una característica típica de las personalidades agresivas encubiertas es la de profesar sumisión en voz alta mientras que pelean por el dominio.

Seducción - Las personalidades agresivas encubiertas son adeptas a encantar, alabar, congratularse o apoyar abiertamente a otros con el objetivo de lograr bajar sus defensas y obtener su confianza y lealtad. Los agresivos encubiertos son también particularmente conscientes de la gente que es hasta cierto punto necesitada y dependiente a nivel emocional (y eso incluye a la mayoría de la gente que no sufre de ningún trastorno psicológico). De quienes quieren principalmente aprobación, consuelo, y sentirse valorados y necesitados. Aparentar ser atento a estas necesidades puede ser el pasaje del manipulador hacia un poder increíble sobre los demás.

Proyección de la culpa (culpar a otros) - Las personalidades agresivas siempre están buscando una manera de invertir la culpa por su comportamiento agresivo. No sólo tienen la habilidad de encontrar chivos expiatorios, sino que también son expertos en hacerlo tan sutilmente que es difícil detectar sus tácticas.

Minimización - Esta táctica es una manera infalible de negación combinada con racionalización. Al emplear esta maniobra, el agresor está intentando imponer la idea de que su comportamiento abusivo no es realmente tan dañino o irresponsable como otros podrían afirmar. Es el intento del agresor de reducir todo a algo lo más insignificante posible.


He presentado las tácticas principales empleadas por los agresivos encubiertos usan para manipular y controlar a otros. No siempre son fáciles de reconocer. Aunque todas las personalidades agresivas tienden a utilizar estas tácticas, los agresivos encubiertos generalmente lo hacen con mucha habilidad, sutilmente y de un modo experto. Cualquiera que lidie con una personalidad agresiva y que desee evitar ser engañada necesitará agudizar sus instintos frente al uso de estas tácticas.

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