sábado, 24 de junio de 2017

Neurocientífico explica cuánto influye la luna en las emociones


La frecuencia que emana de la luna afecta la frecuencia de la mente, impactando inevitablemente en el control de nuestras emociones, sentimientos y deseos, y éstas, a su vez, en el pensamiento y conducta de cada individuo.

Se ha llegado a decir que la luna tiene un impacto psicoemocional en las personas, pero, ¿cuán real es? Para algunos filósofos de la Antigüedad, este astro madre influye no sólo en el comportamiento de las profundidades del mar y de la cosecha, también para el cultivo de una vida sana tanto física como mentalmente. 

Para Mark Filippi, doctor y autor del Método somático, existe una conexión entre las fases de la Luna y cuatro neurotransmisores básicos: Primera semana lunar: acetilcolina; segunda semana lunar: serotonina; tercera semana lunar: dopamina; cuarta semana lunar: norepinefrina (o noradrenalina).


De alguna manera, la relación entre el mundo exterior –la luna– y el mundo interior –la mente y el cerebro–, ha impactado en una interiorización del aspecto cuaternario que rige los ciclos en la naturaleza: el cuatro es un aspecto importante para las estaciones del año, las fases lunares, los cuartos de hora, los elementos básicos del planeta, las fases de la respiración. En este caso, las cuatro fases lunares han formado parte esencial del ritmo y la medición de la organización de la naturaleza, permitiendo la absorción y división en cuatro grupos de la información –o cuatro cambios emocionales naturales: pasivo ascendente, activo ascendente, pasivo ascendente y activo descendente–. Filippi explica que la idea de que los ciclos emocionales estén ligados a la Luna proviene de Gay Gaer Luce, quien propuso que existe un sondeo calendárico de los síntomas de las personas sanas que revela la oscilación en peso, vitalidad, desempeño óptimo, pesimismo, apetito y sueño; oscilación en brillantez y apagamiento, empeño y apatía, volubilidad e imperturbabilidad, malestar y robusto bienestar. 

Esto quiere decir que la frecuencia que emana de la luna afecta la frecuencia de la mente, impactando inevitablemente en el control de nuestras emociones, sentimientos y deseos, y éstas, a su vez, en el pensamiento y conducta de cada individuo. Se trata entonces de la inevitable conexión mente y cuerpo del que todos somos testigos y víctimas, en el que según el ciclo lunar podemos sentir una alteración en la ovulación, menstruación, retención de orina, e inclusive se ha correlacionado con episodios de diarrea y problemas cardiovasculares. 

Si bien las razones de esta influencia lunar se desconocen de manera específica, se intuye que esto se debe a que el ser humano está compuesto mayoritariamente de agua, que es la sangre que, a su vez, lleva oxígeno, nutrientes y neurotransmisores a diferentes partes del cuerpo. La fuerza de atracción de la Luna permite ejercer un efecto sutil a este sistema acuático de distribución: “En la tierra hay arroyos, ríos,y océanos. En los seres humanos hay canales y meridianos. Todos ellos con influencia mutua”.


Filippi proclama la importancia de know thy soma –conocer el cuerpo– a través de la observación de la naturaleza y su sistema integral. De manera que al observar el calendario lunar, es posible experimentarlo en el cuerpo como un antiguo reloj interno. La influencia del calendario en el cuerpo, según las cuatro fases lunares, puede interpretarse de la siguiente manera: 



Luna Nueva/Cuarto Creciente – Acetilcolina.
Se trata de la primera semana del ciclo lunar, la cual se experimenta como una inclinación filial –filosomático–. Nos volvemos más sensibles, aptos a las actividades grupales y más receptivos a lo emocional. Esta semana se caracteriza por mucha energía pero poca concentración: “las personas tienen buena energía y vivacidad, es genial para introducirla a nuevas ideas”; principalmente porque la acetilcolina se asocia con la memoria y el aprendizaje. Por ello se considera que la luna nueva es ideal para iniciar nuevos proyectos, sembrar plantas, ideas, imágenes, intenciones y aprovechar la energía ascendente. 

Cuarto Creciente/Luna Llena – Serotonina. 
Es la segunda semana, la ontosomática, la cual posee mucha energía, concentración mental y creatividad. Aquí se recomienda encontrar un espacio solitario para aprovechar los momento de lucidez en los que participa la serotonina; como por ejemplo, las funciones orgánicas que regulan el estado de ánimo. Nos podemos sentir saciados y plenos, lo cual puede “desbordarse” si no se canaliza en un espacio reflexivo de trabajo y cultivación personal. 

Luna Llena/ Cuarto Menguante – Dopamina. 
La semana de la dopamina, o la ecosomática, es una semana de distracción y divertimento, involucrando las actividades sociales y ecológicas –como la empatía–. Está asociada con las experiencias y estímulos que producen experiencias de placer, recompensa y excitación. En la semana de la dopamina podemos aflojar y disfrutar lo que hemos hecho.

Cuarto menguante / Luna nueva – Noradrenalina. 

La semana de lo exosomático es una fase de fight or flight –huir o pelear–, como un estado defensivo en el que intrínsecamente queremos protegernos. Se dice que hay mucho análisis y poca inspiración, pues se trata de un estado hiperbinario, unidireccional y agresivo. Es un regreso, aunque parcial, al cerebro reptiliano: 

“Si no dilapidamos nuestra energía, 
será más fácil superar esta semana de fragilidad nerviosa.”

viernes, 23 de junio de 2017

Identificadas las bases cerebrales de las emociones


El cerebro activa diferentes regiones dependiendo de la intensidad de cada emoción

Un equipo europeo de científicos ha descubierto que el cerebro activa diferentes regiones para la gestión de las emociones, usando el córtex prefrontal medio para los momentos iniciales y la ínsula para los mecanismos de compensación. El descubrimiento abre nuevos caminos al tratamiento de enfermedades como la depresión, el estrés post-traumático o los trastornos de personalidad.

Un equipo internacional de científicos ha identificado las regiones cerebrales implicadas en las diferentes fases de los procesos emocionales y constatado que las bases neuronales de las emociones varían en función del tiempo en el que se desarrolla la emoción.

Aunque ya se sabía que las emociones varían a lo largo del tiempo, comprender sus variaciones, su dinámica y las regiones cerebrales implicadas en estos procesos necesita nuevos desarrollos desde un punto de vista terapéutico.

Hay que tener en cuenta que las variaciones emocionales son un factor determinante en la aparición de enfermedades mentales como la depresión, el estrés post-traumático e incluso los trastornos de personalidad graves.

Conocer lo que pasa dentro de nosotros cuando sentimos una emoción y cómo esta emoción evoluciona a lo largo del tiempo, ha sido el campo de investigación de una disciplina conocida como dinámica de las emociones.

Las emociones siguen una serie de patrones bien conocidos. Una emoción puede surgir de pronto o progresivamente,  por lo que se habla del grado de explosividad de una emoción. Una vez planteada, surge la fase de compensación de la emoción, es decir, su intensificación o atenuación a lo largo del tiempo, evaluada por su grado de acumulación.

Las bases cerebrales de estas dos fases y sus eventuales variaciones a lo largo del tiempo no son conocidas, aunque recientes investigaciones han identificado a algunas regiones cerebrales implicadas en el surgimiento de las emociones, como el córtex prefrontal medio, la amígdala o la ínsula.

Lo que ha pretendido esta investigación es avanzar en este campo y determinar cómo varía la actividad de las diferentes regiones cerebrales a lo largo de las diferentes fases de una experiencia emocional.

31 voluntarios

Para conseguirlo, los investigadores,  del Instituto del Cerebro y de la Médula Espinal (Francia), de la Universidad Ku Leuven (Bélgica) y de la Universidad de Maastricht (Países Bajos), realizaron un experimento en el que participaron 31 voluntarios. Los resultados se publican en la revista Social Cognitive and Affective Neuroscience (SCAN).

Los investigadores pidieron a los participantes redactar algunos textos cortos sobre temas personales, como sus sueños o aspiraciones. Estos textos fueron analizados por expertos para deducir la personalidad de cada uno de ellos.

Lo importante del experimento es que todos los voluntarios recibieron los mismos comentarios negativos o neutros sobre su personalidad, independientemente de lo que habían escrito, con la finalidad de provocar una reacción emocional que pudiera ser analizada.

En la siguiente fase del experimento,  se pidió a los participantes leer y reflexionar sobre los comentarios de los expertos relativos a su personalidad durante 90 segundos, y  señalar los cambios emocionales que habían notado en ese tiempo.
Mientras pasaba todo esto, la actividad cerebral de los participantes era observada mediante imágenes de resonancia magnética funcional (IRMf), que permite registrar en tiempo real la activación de las diferentes regiones cerebrales.

De esta forma, los investigadores pudieron estudiar las regiones del cerebro implicadas en la explosividad y la acumulación de respuestas emocionales como consecuencia de una experiencia social negativa (los comentarios sobre su personalidad). Este tipo de experiencias es conocida por generar respuestas emocionales que duran un tiempo y que permiten por ello diferenciar sus dos fases.

Reacción cerebral dinámica

Los resultados del experimento ponen de manifiesto que las fases de inicio y de compensación de las emociones son los dos factores más importantes en los cambios emocionales que ocurren a lo largo del tiempo, y que están asociados a diferentes regiones del cerebro.

El nivel de la explosividad y surgimiento de la emoción está relacionado con la actividad en el córtex prefrontal medio. Esta región se cree que está implicada en la percepción que uno tiene de sí mismo. Su activación podría reflejar la diferencia entre la evaluación de la personalidad realizada por los expertos y la idea de sí mismo que tiene cada uno de los participantes.

El nivel de compensación de la emoción, que mide su intensificación o atenuación a lo largo del tiempo, está relacionado, a su vez, con la activación de la parte posterior de la ínsula, una región del cerebro conocida por jugar un papel importante en la integración de las señales emocionales.

Este estudio es el primero que demuestra que la actividad de las regiones cerebrales orquesta la respuesta emocional y su dinámica a lo largo del tiempo. Subraya además la importancia de tener en cuenta esta dimensión temporal para comprender las bases cerebrales de la evolución de las emociones, desde que se inician hasta que se atenúan, como consecuencia de un proceso de exclusión social. Estos resultados pueden ayudar en consecuencia a un mejor tratamiento de los trastornos relacionados con la salud mental, según explican los investigadores en un comunicado.


Referencia


COMMENT LES ÉMOTIONS ÉVOLUENT AU COURS DU TEMPS

Une étude collaborative entre l’équipe de Philippe Fossati à l’ICM, une équipe de la KU Leuven et une équipe de l’Université de Maastricht, met pour la première fois en évidence que les bases cérébrales des émotions varient en fonction du temps.
Nos émotions évoluent au cours du temps. Cela peut sembler évident, mais comprendre précisément ces variations, leur dynamique et les régions du cerveau impliquées revêt une importance majeure dans une perspective thérapeutique. Les variations émotionnelles sont en effet une caractéristique clé dans plusieurs troubles de la santé mentale comme la dépression, le stress post-traumatique ou encore les troubles de la personnalité borderline.
Que se passe-t-il lorsqu’on ressent une émotion ? Et comment évolue-t-elle au cours du temps ? Les recherches sur la dynamique des émotions sont relativement récentes. Les différentes méthodologies développées ont permis de mettre en évidence deux phases principales dans la dynamique des émotions. D’abord, le déclenchement de l’émotion qui peut être brutal ou progressif, on parle de degré « d’explosivité » de l’émotion. Puis la phase de compensation de l’émotion, c’est-à-dire l’intensification ou l’atténuation de l’émotion au cours du temps, évaluée par son degré « d’accumulation ».
Les bases cérébrales de ces deux phases et leurs éventuelles variations au cours du temps restent à élucider. Des études récentes ont permis d’identifier certaines régions du cerveau impliquées dans la mise en place des émotions comme le cortex préfrontal médian, l’amygdale et l’insula.

MAIS COMMENT L’ACTIVITÉ DE CES DIFFÉRENTES RÉGIONS DU CERVEAU VARIE-T-ELLE AU COURS DES DIFFÉRENTES PHASES D’UNE EXPÉRIENCE ÉMOTIONNELLE ?


Pour le savoir, les chercheurs de l’ICM, de la KU Leuven et de l’Université de Maastricht ont réalisé une expérience sur 31 participants.
Ils leur ont demandé de rédiger plusieurs textes courts sur des sujets personnels comme leurs rêves ou les aspirations. Ces textes étaient ensuite lus par des juges qui en déduisaient la personnalité des participants. En réalité, tous les participants recevaient les mêmes retours négatifs ou neutres sur leur personnalité, indépendamment de leurs textes. Les chercheurs ont ensuite demandé aux participants de lire et de réfléchir à ces retours pendant 90 secondes et de notifier les changements émotionnels ressentis au cours du temps. En parallèle, l’activité de leur cerveau était enregistrée par IRM fonctionnelle, qui permet d’observer en temps réel l’activation des différentes régions du cerveau.
Les chercheurs ont ainsi pu étudier les régions du cerveau impliquées dans l’explosivité et l’accumulation des réponses émotionnelles suite à une expérience sociale négative, connue pour générer des réponses émotionnelles qui durent dans le temps et qui permettent donc de bien différencier les deux phases.
Les résultats montrent que les phases de déclenchement et de compensation des émotions sont les deux principaux constituants des changements émotionnels au cours du temps et sont associés à des régions distinctes dans le cerveau. Les différences au niveau de l’explosivité du déclenchement de l’émotion sont liées à une activité dans le cortex préfrontal médian. Cette région est supposée être impliquée dans la perception que l’on a de soi-même. Ici, son activation pourrait donc refléter la différence entre l’évaluation donnée par les juges et l’idée que les participants ont d’eux-mêmes. Les différences au niveau de l’accumulation sont, elles, liées à l’activation de la partie postérieure de l’insula, une région connue pour jouer un rôle clé dans l’intégration des signaux émotionnels.
Il s’agit de la première étude montrant que l’activité des régions du cerveau qui orchestrent la réponse émotionnelle varie au cours du temps. Elle souligne par là même l’importance de prendre en compte cette dimension temporelle pour comprendre les bases cérébrales de l’évolution des émotions, du déclenchement à l’intensification ou à l’atténuation, à la suite d’un processus d’exclusion sociale. Ces résultats pourraient avoir des conséquences sur les traitements des troubles de la santé mentale.

Source : The neural basis of emotions varies over time: Different regions go with onset- and offset-bound processes underlying emotion intensity. Résibois M, Verduyn P, Delaveau P, Rotgé JY, Kuppens P, Van Mechelen I, Fossati P. Soc Cogn Affect Neurosci. 2017 Apr 11.