La frecuencia que emana de la luna afecta la
frecuencia de la mente, impactando inevitablemente en el control de nuestras
emociones, sentimientos y deseos, y éstas, a su vez, en el pensamiento y
conducta de cada individuo.
Se ha llegado a decir que
la luna tiene un impacto psicoemocional en las personas, pero, ¿cuán real
es? Para algunos filósofos de la Antigüedad, este astro madre influye no sólo
en el comportamiento de las profundidades del mar y de la cosecha,
también para el cultivo de una vida sana tanto física como
mentalmente.
Para Mark Filippi, doctor y
autor del Método somático, existe una conexión entre las fases de la Luna y
cuatro neurotransmisores básicos: Primera semana lunar: acetilcolina;
segunda semana lunar: serotonina; tercera semana lunar: dopamina;
cuarta semana lunar: norepinefrina (o noradrenalina).
De alguna manera, la
relación entre el mundo exterior –la luna– y el mundo interior –la mente y el
cerebro–, ha impactado en una interiorización del aspecto cuaternario
que rige los ciclos en la naturaleza: el cuatro es un aspecto importante para
las estaciones del año, las fases lunares, los cuartos de hora, los elementos
básicos del planeta, las fases de la respiración. En este caso, las cuatro
fases lunares han formado parte esencial del ritmo y la medición de la
organización de la naturaleza, permitiendo la absorción y división en cuatro
grupos de la información –o cuatro cambios emocionales naturales: pasivo
ascendente, activo ascendente, pasivo ascendente y activo descendente–. Filippi
explica que la idea de que los ciclos emocionales estén ligados a la Luna
proviene de Gay Gaer Luce, quien propuso que existe un sondeo calendárico de
los síntomas de las personas sanas que revela la oscilación en peso, vitalidad,
desempeño óptimo, pesimismo, apetito y sueño; oscilación en brillantez y
apagamiento, empeño y apatía, volubilidad e imperturbabilidad, malestar y
robusto bienestar.
Esto quiere decir que la frecuencia que
emana de la luna afecta la frecuencia de la mente, impactando
inevitablemente en el control de nuestras emociones, sentimientos y deseos,
y éstas, a su vez, en el pensamiento y conducta de cada individuo. Se
trata entonces de la inevitable conexión mente y cuerpo del que todos somos
testigos y víctimas, en el que según el ciclo lunar podemos sentir una
alteración en la ovulación, menstruación, retención de orina, e inclusive se ha
correlacionado con episodios de diarrea y problemas cardiovasculares.
Si bien las razones de
esta influencia lunar se desconocen de manera específica, se intuye que esto se
debe a que el ser humano está compuesto mayoritariamente de agua, que es la
sangre que, a su vez, lleva oxígeno, nutrientes y neurotransmisores a
diferentes partes del cuerpo. La fuerza de atracción de la Luna permite ejercer
un efecto sutil a este sistema acuático de distribución: “En la tierra
hay arroyos, ríos,y océanos. En los seres humanos hay canales y meridianos.
Todos ellos con influencia mutua”.
Filippi proclama la
importancia de know thy soma –conocer el cuerpo– a través de la observación de
la naturaleza y su sistema integral. De manera que al observar el calendario
lunar, es posible experimentarlo en el cuerpo como un antiguo reloj interno. La
influencia del calendario en el cuerpo, según las cuatro fases lunares, puede
interpretarse de la siguiente manera:
Luna Nueva/Cuarto
Creciente – Acetilcolina.
Se trata de la primera
semana del ciclo lunar, la cual se experimenta como una inclinación filial
–filosomático–. Nos volvemos más sensibles, aptos a las actividades grupales y
más receptivos a lo emocional. Esta semana se caracteriza por mucha energía
pero poca concentración: “las personas tienen buena energía y vivacidad,
es genial para introducirla a nuevas ideas”; principalmente porque la
acetilcolina se asocia con la memoria y el aprendizaje. Por ello se considera
que la luna nueva es ideal para iniciar nuevos proyectos, sembrar plantas,
ideas, imágenes, intenciones y aprovechar la energía ascendente.
Cuarto Creciente/Luna Llena
– Serotonina.
Es la segunda semana, la
ontosomática, la cual posee mucha energía, concentración mental y creatividad.
Aquí se recomienda encontrar un espacio solitario para aprovechar los momento
de lucidez en los que participa la serotonina; como por ejemplo, las funciones
orgánicas que regulan el estado de ánimo. Nos podemos sentir saciados y plenos,
lo cual puede “desbordarse” si no se canaliza en un espacio reflexivo de
trabajo y cultivación personal.
Luna Llena/ Cuarto
Menguante – Dopamina.
La semana de la dopamina,
o la ecosomática, es una semana de distracción y divertimento, involucrando las
actividades sociales y ecológicas –como la empatía–. Está asociada con las
experiencias y estímulos que producen experiencias de placer, recompensa y excitación. En
la semana de la dopamina podemos aflojar y disfrutar lo que hemos hecho.
Cuarto menguante / Luna
nueva – Noradrenalina.
La semana de lo
exosomático es una fase de fight or flight –huir o pelear–, como un estado
defensivo en el que intrínsecamente queremos protegernos. Se dice que hay mucho
análisis y poca inspiración, pues se trata de un estado hiperbinario,
unidireccional y agresivo. Es un regreso, aunque parcial, al cerebro
reptiliano:
“Si no dilapidamos nuestra energía,
será más fácil superar esta
semana de fragilidad nerviosa.”