El ego o la Inconsciencia
Actuamos
desde el ego cuando nos identificamos con una autoimagen creada por nuestra
mente a partir de las creencias y condicionamientos sociales. En esta
identificación hay una sensación de que somos el torrente de pensamientos que
constantemente inundan nuestra cabeza, a esto lo llamo: “la mente parlanchina”
o “la loca de arriba”.
El
ego no ve la realidad universal, sino que más bien, experimenta una realidad
individual que crea en su mente a través de la percepción. Es importante tener
en cuenta que cada uno de nosotros desarrolla una percepción distinta, pues
esta se genera a partir del entorno al que nos vemos sometidos desde la niñez. Esta
forma de inconsciencia tiene un sentimiento continuo de carencia, no acepta su
circunstancias actuales, permanece en la lucha, mendiga, necesita aprobación de
los demás, se compara, vive insatisfecha y tiene un poderoso complejo de
inferioridad que disfraza intentando ser superior.
Utiliza
el tiempo como herramienta para mantenernos distraídos de la verdad, se mantiene
rechazando o añorando el pasado y vive enfocado en un futuro que le ofrezca la
salvación pues nada lo satisface. No asume los errores,
equivocarnos nos hace imperfectos y su complejo de inferioridad lo empuja
a querer ser mejor que quienes lo rodean, por esto siente la necesidad de
esconder sus faltas para sobresalir; convirtiéndonos en esclavos de su
autoimagen o máscara social y privándonos de la libertad de mostrarnos como
somos, poder ser humanos y errar.
Se
esconde tras el ideal de justicia y lo utiliza para justificar su
comportamiento negativo frente al entorno que se basa en la resistencia a lo
que es, la necesidad de controlar, la codicia, la sed de poder, la defensa y el
ataque. Actúa de esta manera porque se percibe como un ente separado de sus
semejantes y por tanto puede llegar a utilizarlos para alcanzar sus fines.
El
Ser o la Consciencia
Actuamos
desde el ser cuando no nos identificamos con la mente parlanchina, más bien la
observamos manteniendo la calma y aquietándola para evitar convertirnos en
presa de su discurso. Para la consciencia o el ser, sólo hay una realidad
que está basada en la verdad donde prima el bienestar común sobre el
individual. Al no hacer juicios, ni califica, ni se compara.
Se
rige por la Ley de causa y Efecto y comprende que sólo haciéndose responsable
de sus actos puede generar mejores resultados, “Ley de Correspondencia”; no
se avergüenza de sus errores y aprende de ellos para no repetirlos. Al no
tener complejo de inferioridad es totalmente libre y se muestra como es,
entiende que todos somos iguales y no necesita ser mejor o competir con nadie
ya que comprende que todos somos parte de lo mismo y estamos hechos de la misma
esencia.
Cuando
se vive desde la consciencia hay plena satisfacción pues esta viene de dentro y
no de fuera. Mantiene su energía equilibrada y
gracias a esto no siente carencia ni intenta manipular con el fin de obtener
del entorno la realización, la obtiene entregando toda su energía a todo lo que
la rodea.
El
ego no puede sobrevivir en el momento presente, estando presentes damos lugar
al despertar de nuestra ser y es así como entendemos que resistirnos a lo
que ya es no tiene sentido. Desde aquí aceptamos nuestras circunstancias de
vida sin luchar contra ellas.
Reflexión
Somos
como un Iceberg, la parte que está sobre la superficie es nuestro ego, es
la máscara social, lo que mostramos a los demás con el fin de defendernos y no
ser atacados. Nuestra verdadera esencia, el 90 % está bajo el agua, la
mantenemos cubierta sin darnos cuenta que esa es nuestra parte verdaderamente
valiosa. Permanecemos la mayor parte del día actuando desde nuestro ego, aunque
estoy segura que todos hemos experimentado la libertad y la plenitud que se
siente cuando permitimos que sea nuestra consciencia la que guíe nuestro
camino.
Necesitamos
reconocer que no hay peligro, que no hay necesidad de luchar, de dramatizar, de
atacar o defender. Es el momento de perseverar y generar hábitos que nos lleven
a aquietar nuestro ego de una vez por todas. Es el momento de permitir que
prime nuestro ser, es el momento de ser libres y vivir en la realidad, en la
belleza y en la plenitud. Ha llegado la hora de que lo que reine en nuestros
corazones sea nuestro sabio interior; permitámonos sentir la conexión con el
universo y con todos los seres que nos rodean. Es tiempo de relacionarnos
sanamente, es tiempo de regresar a la verdad y de vivir en paz.
El
día que observemos lo que ocurre en nuestro interior en vez de poner la
atención en lo que ocurre en nuestro exterior desaparecerá nuestro ego.
“Cambia por dentro y veras los resultados afuera”.
Escrito por Catalina Lobo
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