En
noviembre de 1917, después de treinta años de investigación espiritual y en el
marco de su publicación los Enigmas del alma, Rudolf Steiner, el padre de la
medicina antroposófica, presentó la triple organización del cuerpo humano. Lo
hizo en la descripción de las relaciones entre el cuerpo anímico-espiritual y
el cuerpo físico-vital.
La
triple organización del cuerpo humano fue presentada por Rudolf Steiner muchos
años después de haber desarrollado en su obra “Teosofía” los cuatro cuerpos
constitucionales, las tres almas y el yo superior.
Rudolf Steiner divide la
vida anímica del ser humano en tres partes:
-El pensar que tiene su base en el
sistema neurosensorial. Dicho sistema neurosensorial se comunica, por un lado,
con los órganos sensorios y, por el otro, penetra hacia el interior del cuerpo
humano.
–La voluntad, localizada en el
sistema metabólico motor, se centra en la absorción de sustancias.
– El sentir, que se aloja en el sistema
rítmico del ser humano.
Así, el cuerpo se divide en los tres sistemas
mencionados. Aunque se localizan, fundamentalmente, en una parte anatómica del
ser humano, están presentes en todos los órganos del ser humano y siempre
imbricados, aunque en diferente proporción.
En palabras de Wilhelm
Pelikan:“Estaríamos entendiendo mal esta estructura ternaria si creyéramos que
se trata de una tripartición de la corporalidad de la persona”.
Interacción entre los tres sistemas
Las
fuerzas que actúan en el sistema neurosensorial y en el polo metabólico son
polares y, sus acciones son contrapuestas.
El
sistema rítmico ha de mediar ambos sistemas, separando ambas fuerzas en su
momento, o en su caso, actuando como integrador.
Para
ello, el sistema rítmico cuenta con las dos parejas de movimientos
contrapuestos que encontramos en dicho sistema. Por un lado, en dicho sistema
nos encontramos con el corazón, que lleva a cabo el acúmulo de sangre y su
posterior reparto por todo el cuerpo (sístole y diástole), y por otro lado, nos
encontramos con el pulmón, que lleva a cabo la inspiración y la espiración.
Aunque
a cada uno de estos sistemas les vamos a dedicar un artículo, presentamos aquí
varias de sus características.
El sistema neurosensorial
El
sistema neurosensorial tiene su sede principal en la cabeza, donde se
encuentran el cerebro y los órganos de los sentidos.
Además
mantiene la conciencia a lo largo del día y posibilita el pensar y es
responsable de las impresiones sensoriales.
Para
desarrollar su función, el sistema neurosensorial requiere calma, necesita
encontrarse en una situación como de aletargamiento.
En
una comparativa entre el ser humano y la planta, y en lo que se refiere al
sistema neurosensorial, en las plantas lo que encontramos más estructurado y
mineralizado es la raíz y su proceso radicular.
El polo metabólico
El
sistema metabólico es el responsable de la voluntad. Este sistema no se encuentra
penetrado por la consciencia, de hecho, cuando ésta penetra en el polo
metabólico, aparece el dolor como efecto.
El
polo metabólico dirige los procesos metabólicos de incorporación y eliminación
de sustancias en el cuerpo humano.
De
nuevo, en esa comparativa entre el ser humano y el mundo vegetal, en la planta
el polo metabólico se encuentra en la parte floral y frutal.
El sistema rítmico
Este
sistema es el encargado de mediar entre estas dos polaridades contrapuestas. Lo
hace con los movimientos también contrapuestos de los dos órganos que están más
unidos a este sistema que son el corazón con su sístole y diástole y los
pulmones con sus movimientos de inspiración y espiración.
En
las plantas este sistema se relaciona con aquellas zonas preeminentemente
verdes como son las hojas y los tallos en las herbáceas.
La tripartición en el ser humano
Con
esta versión triple del ser humano se supera la visión dual, dominante en los
albores del siglo XX: día-noche, tesis-antítesis, cuerpo-mente, materia
espíritu. Con esta visión ternaria el concepto de los opuestos es sustituido
por el de los dos elementos polares con un elemento mediador que se comporta de
manera rítmica.
Vemos
la variedad de este mediador en los trabajos del color de Goethe. Los colores
aparecen ahí donde se encuentran los dos polos de luz, por un lado, y de
oscuridad, por otro.
A la vez, como decíamos antes, esta
tripartición se repite en cada órgano y en cada región. Tomando como ejemplo la
cabeza, ésta es en su parte superior más redonda. En ese lugar redondeado se
encuentra la parte más neurosensorial con el pensamiento, la vista y el odio.
En la parte inferior nos encontramos movimiento, por ejemplo, en la masticación
y el metabolismo aparece en la boca. En ese contexto, el representante del sistema
rítmico es la nariz como mediador.
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