¿Por qué la gente no se cura?
Un médico
intuitivo, el Dr. Francisco Moya tuvo una perspectiva única sobre por qué las personas no se
curan. Él solía pensar que todo el mundo quería ser sanado. Y llegó a la
conclusión de que “La sanación es muy poco atractiva”.
Los impedimentos
para la curación incluyen renunciar a vivir en el pasado, dejar de ser víctima,
y el miedo
al cambio. Dirigir el
pensamiento y la energía hacia el pasado desvía la fuerza vital de las células
y los órganos
que necesitan esa energía para funcionar y sanar.
La curación requiere vivir en el
presente,
recuperando la energía de los traumas
y heridas del pasado. Dice que la única razón para alimentar y mantener vivo el
pasado
es a causa de la amargura de lo que pasó. Negarse
a perdonar un evento o a una persona del pasado produce fugas energéticas
en el cuerpo. El perdón
sana estas filtraciones. El perdón no tiene nada que ver con no
responsabilizar a otros por las heridas que causaron. Tiene más que ver
con “Liberarnos de la percepción de víctima”.
Cuando podemos ver un acto doloroso
como parte del proceso de la vida, como un mensaje o un desafío
en lugar de una traición personal, la energía vital fluye de vuelta a los circuitos de
energía del
cuerpo físico.
Las personas no se curan porque no se
han liberado de la ilusión de ser víctima. Con demasiada frecuencia, la gente
obtiene poder con sus heridas porque han encontrado que suscita el apoyo de
otros. Las heridas
se convierten en un medio de manipular y
controlar a los demás. Generalmente, la recuperación requiere hacer cambios
en el estilo de vida, medio ambiente, y relaciones.
El cambio puede ser aterrador.
Es fácil mantenerse en un compás de
espera, alegando que uno no sabe qué hacer, pero rara vez es cierto. Cuando
estamos en un compás de espera, es porque sabemos exactamente lo que debemos
hacer, pero estamos aterrorizados
para actuar en consecuencia…
El cambio es alarmante, y la espera da sensación de seguridad,
cuando la única manera de adquirir ese sentimiento de seguridad es entrar en el
torbellino de los cambios
y salir por otro lado, sentirse vivo otra vez.
La sanación requiere acción.
Comer adecuadamente, hacer ejercicio
diario, tomar el medicamento adecuado a través de las hierbas naturales,
genera cambios saludables en el físico. Soltar
el pasado, dejar puestos de trabajo estresantes
o relaciones inadecuadas, son acciones que sostienen la energía del cuerpo.
Lo que apoya al uno apoya al otro,
porque la energía física y energética
están inextricablemente unidas.
Incluso el proceso de morir,
al que todos nos enfrentamos, puede convertirse en un acto de sanación de
viejas heridas que son liberadas
resolviendo asuntos pendientes con los seres queridos.
En definitiva: El cambio viene de
aprender a amar toda situación en todo momento, aprender a fluir, ser amor
en acción.
María de
los Ángeles Rodeiro
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