El mito de la caverna (también
llamado alegoría de la caverna) es una explicación metafórica, ideada por
el filósofo griego Platón, sobre la
situación del ser humano ante el conocimiento.
En la narración del mito, Platón nos presenta a varios
hombres prisioneros en una caverna. Al estar atados por el cuello, no pueden
girar su cabeza y solo alcanzan a ver el fondo de la estancia. Detrás de ellos
hay una hoguera que ilumina la cueva, y un pasillo por el que circulan hombres
con todo tipo de objetos. Las sombras de estos
últimos se proyectan en el fondo de la caverna, y esto es lo que ven los
encadenados: proyecciones que confunden con la realidad.
El mito de la caverna da un giro cuando uno de los prisioneros
es liberado, sale de su ‘prisión’ y comprueba que la realidad es otra (este
sería el filosofo), con un mundo de ideas que "proyectan" lo que
nosotros llamaríamos lagos, árboles, animales (todas las cosas)… Este mundo
representaría el mundo de las ideas de Platón, donde estas las ideas esenciales
de cada cosa en el mundo, donde también están las ideas matemáticas, luego
ideas más puras como la de belleza, justicia, etc.; la más pura de todas que es
la idea de "BIEN", representada en el mito como el sol, es una idea
tan pura que con solo contemplarla nos quema los ojos.
Feliz con su averiguación, el prisionero liberado
vuelve con sus antiguos compañeros para relatarles que fuera de la caverna se
encuentra la realidad, y que lo que ven no son sino sombras.
¿Cuál es la reacción de quiénes aún permanecen en la
caverna? Se ríen del liberado. Piensan que la luz le ha cegado, que por eso
dice tales cosas. Para demostrar lo contrario, el citado hombre libre trata de
quitar las cadenas al resto, pero estos se niegan y amenazan con matarle.
El mito de la caverna de Platón pretende afirmar que muchos vivimos cómodos en el engaño, cuando
hay una realidad ahí afuera esperándonos. Ese sería el objetivo de la
filosofía para Platón.
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