..."La vida entera es
como una planta que contiene no sólo lo que ofrece al ojo, sino, además, oculto
en su entraña, su estado futuro. Quien la contempla, todavía con hojas solamente, sabe muy bien que en su tronco
cubierto de follaje, al cabo de cierto tiempo, habrá flores y frutos: y es que
ella posee potencialmente los rudimentos de estas flores y de estos frutos.
Mas, ¿cómo sería posible predecir el aspecto de estos órganos futuros, de
limitarse a investigar en la planta sólo lo que ella exhibe para nuestros ojos
en el momento en que la observamos?. Sólo podrá hacerlo correctamente quien se
haya detenido en su naturaleza esencial.
Del mismo modo, toda la
vida humana encierra en potencia los rudimentos de su futuro. Mas para hacer
cualquier afirmación sobre él, es necesario penetrar en la naturaleza oculta
del hombre, a lo que nuestra época siente muy poca inclinación: no traspasa los
límites de la superficie, y cree que, si avanza hacia lo que se sustrae a la
observación exterior, se hundirá el suelo bajo sus pies. Sin duda, es mucho más
fácil el asunto con la planta: el hombre sabe que sus congéneres ya dieron
fruto definido infinidad de veces.
En cambio, cada vida humana
constituye una situación única, y las flores que de ella se esperan en el
futuro, no han existido anteriormente; no obstante, existen como rudimentos en
el hombre, del mismo modo que preexisten ya las flores en una planta que ahora
sólo tiene hojas, y hay la posibilidad de enunciar algo respecto a ese futuro,
si vamos más allá de la superficie y nos introducimos en la naturaleza humana
hasta su esencia misma. Las diversas ideas reformadoras de nuestra época sólo
podrán resultar fecundas y prácticas, si se basan en esa profunda investigación
de la vida humana."...
"La Educación del Niño
desde el punto de vista de la Antroposofía".
Rudolf Steiner. pp.1, 2.
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